Pero pase lo que pase, la Reina Sofía no se esconde y no pierde la sonrisa. Reapareció ilusionada para visitar el Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas del CSIC, donde, un acto al que acudió como Presidenta Ejecutiva de la Fundación Reina Sofía. Allí además se comprometió a colaborar a través de la entidad que lleva su nombre con la investigación para el desarrollo de una vacuna con tecnología de ADN sintético contra el coronavirus, apoyando el trabajo del laboratorio de Parasitología Molecular de Vicente Larraga.
La Reina Sofía fue recibida por la presidenta de Juventudes Musicales de Madrid, María Isabel Falabella y por la directora general del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música, Amaya de Miguel, con las que posó antes del concierto. Junto a ellas estuvo también Irene de Grecia, que acompañó a Doña Sofía en este recital.
No hay duda de que la música es una de las pasiones de la Reina Sofía, y más concretamente la música clásica, por lo que parecía ser un acto a la medida de la madre de Felipe VI. Y por supuesto, la Princesa Irene quiso acompañar a la Reina Sofía, y aunque se colocó en la foto, lo hizo en un lateral, siguiendo con esa línea de no llamar la atención.
Ya en el anfiteatro de la Sala Sinfónica del Auditorio Nacional de Música, Doña Sofía sintió el calor de los asistentes antes de este concierto en el que la violinista alemana Anne-Sophie Mutter y el pianista Lambert Orkis interpretaron una selección de piezas de Mozart, Beethoven y Franck. Finalizada la primera parte, Doña Sofía se acercó a la Sala de Cámara para reunirse con los artistas, tras lo que volvió a su localidad para disfrutar de la segunda y última parte del concierto.