Desde que se dieron el 'sí, quiero' el Príncipe Harry y Meghan Markle se convirtieron en el centro de atención de la Familia Real Británica. Algo que no hizo más que ir en aumento desde que se hizo oficial que la exactriz estaba embarazada de su primer hijo y que para la primavera de 2019 habría un nuevo 'Royal Baby'. Tras la confirmación hicieron su primer viaje oficial a Australia donde sus pasos están siendo seguidos minuciosamente sin perder detalle.
La Reina Isabel II viendo las tiendas del nuevo centro comercial / Foto: @RoyalFamilyPero por mucho apogeo que estén viviendo ahora los Duques de Sussex hay una persona de la Familia Real que es capaz de acaparar todos los focos sin necesidad de tener que ser objeto de una noticia a bombo y platillo. Y esa es nada menos que la Reina Isabel II. Y para muestra de ello el último evento oficial al que acudió en calidad de Reina y que revolucionó el Reino Unido y parte del extranjero. Concretamente la abuela del Príncipe Harry fue la encargada de inaugurar el centro comercial The Lexicon en la ciudad británica de Bracknell.
Muy interesada en un tienda de sombreros
Siendo fiel a su estilo llegó con un abrigo largo color azul Tiffany (el tradicional azul turquesa de las características cajas de la marca de joyas Tiffany & Co.) que ocultaba un vestido negro con estampado de flores y, como no, con su característico sombrero del mismo color que el abrigo y con unas pequeñas flores en color rosa. Nada más llegar saludó a todos los lugareños que la estaban esperando. Como de costumbre se acercó a saludar e incluso recogió algunos regalos como un pequeño ramo de flores y una caja de chocolatinas de manos de una niña pequeña.
La Reina Isabel II mirando sobreros en el centro comercial / Foto: @RoyalFamilyPero no solo eso si no que, aprovechando la ocasión y el viaje, la Reina Isabel II se dio un paseo por el interior de edificio contemplando las más de 70 tiendas instaladas y saludando a alguno de los empleados del centro comercial. Sin duda la anécdota del día fue en Fenwick, una tienda de sombreros. Allí la Reina estuvo viendo los diferentes modelos de los cuales uno en forma de lágrima llamó especialmente su atención asegurando que sería perfecto para la boda de nieta Eugenia de York en lugar del que llevó estando segura de que ese no se lo llevaría los vientos huracanados que hubo el día del enlace Real.
