Nada más y nada menos que un mensaje a sus súbditos con motivo de una posible III Guerra Mundial. El discurso, previsto para marzo de 1983, fue efectivamente redactado en plena Guerra Fría, ante el miedo a un ataque nuclear de la Unión Soviética. El texto forma parte de los típicos 'juegos de guerra', movimientos estratégicos planeados para reaccionar ante un posible nuevo conflicto a nivel mundial.
Aunque el texto hace referencia a situaciones extemporáneas, como que el hijo de la Reina, el Príncipe Andrés, se encontraba sirviendo en la Marina Real, lo cierto es que gran parte del mismo podría utilizarse hoy en día. Y es que la Reina apela principalmente a la unión familiar como núcleo de defensa ante el combate. "La locura de la guerra se esparce de nuevo por el mundo y nuestro valiente país debe prepararse de nuevo para sobrevivir ante enormes adversidades. Nunca he olvidado la pena y el orgullo que sentí cuando mi hermana y yo nos arremolinamos alrededor de la radio de la guardería para escuchar las inspiradoras palabras de nuestro padre en aquel funesto día de 1939. Ni por un momento pude imaginar que este solemne y terrible deber recaería un día sobre mí", dice una parte del relato.
Vigencia actual
A pesar de que la existencia de este discurso podría quedar como una mera anécdota, no son pocas las voces en Reino Unido que piensan que va a tener que utilizarse más pronto que tarde. Y es que, tras el envenenamiento del exoficial de inteligencia Sergei Skripal y su hija Julia el pasado 4 de marzo en Salisbury, el país apunta a Rusia como golpista del suelo británico, y los ciudadanos hablan ya de una nueva Guerra Fría.