Se esperaba que ocurriera a principios de 2021 y así ha sido. Buckingham Palace ha confirmado el 9 de enero de 2021 que la Reina Isabel y el Duque de Edimburgo recibieron ese mismo día la vacuna contra el coronavirus. Se ha especificado que se encargó de administrársela un médico en Windsor Castle, donde permanecen confinados.
La Casa Real Británica señaló que a pesar de que se trata de un asunto médico privado, han optado por emitir la información para evitar especulaciones sobre cuándo llegaría el turno de la Monarca y el Príncipe Felipe. Lo que no se ha compartido es qué tipo de vacuna han recibido de las tres que hay disponibles.
La Reina tenía 94 años en el momento de recibir la vacuna, mientras que el Duque de Edimburgo contaba con 99, lo que les convierte en grupo de riesgo debido a su avanzada edad. Sin embargo, no ha habido prioridad y les ha tocado la vacuna cuando se ha determinado que era el momento. Las vacunaciones en Reino Unido comenzaron el 1 de diciembre de 2020, por lo que han esperado poco más de un mes para recibir la dosis.
Confinados en Windsor Castle
Isabel II y su consorte permanecen confinados en Windsor Castle, el lugar al que se trasladaron para afrontar el primer confinamiento en marzo de 2020. La pareja real solo abandonó esta residencia regia para pasar unas vacaciones estivales en Balmoral, momento en el que fue posible cruzar la frontera y viajar a Escocia. Posteriormente pusieron rumbo a Sandringham para disfrutar de dos semanas en el lugar en el que vive habitualmente el Duque de Edimburgo desde que se retiró de los actos oficiales en 2017.
El deseo del Príncipe Felipe era quedarse en Wood Farm, residencia de Sandringham que ha convertido en su hogar permanente, mientras que la Reina regresaba a Windsor Castle en octubre de 2020 con la intención de estar entre su residencia favorita y Buckingham Palace. Sin embargo, la llegada de la segunda ola de la pandemia provocó que ambos volvieran a confinarse en Windsor Castle. Allí celebraron su 73 aniversario de boda el 20 de noviembre de 2020 y allí pasaron la Navidad solos, renunciando a ver a sus hijos, nietos y bisnietos y a viajar a Sandringham, siguiendo así las recomendaciones y obligaciones dictadas por el Gobierno de Reino Unido ante la virulencia de la segunda ola de la pandemia.