Aunque la pandemia ha cambiado casi todo, hay cosas que nunca cambian. La Reina Isabel tiene la costumbre de pasar sus vacaciones de verano en Balmoral, el castillo de las Highlands que compraron la Reina Victoria y el Príncipe Alberto, y a pesar del aislamiento al que lleva sometida en Windsor junto al Duque de Edimburgo desde marzo de 2020, no ha perdonado su viaje a Escocia.
La Monarca y el Príncipe Felipe abandonaron Windsor Castle el 4 de agosto de 2020. Viajaron en coche hasta la RAF Northolt, donde cogieron un avión privado para volar hasta el aeropuerto de Aberdeeen. Como señala Daily Mail, allí les esperaba un conductor que les llevó a Balmoral, lo que supuso en torno a una hora de viaje.
Dos meses en Balmoral
Isabel II y el Duque de Edimburgo iban abrigados debido al mal tiempo reinante, aunque estaban ilusionados por volver a Balmoral y mostraban buen aspecto. Es particularmente llamativa la mejoría del Príncipe Felipe, que después de dar un susto con su salud antes de Navidad de 2019, se ha dejado ver ya en tres ocasiones desde que empezó su confinamiento, lo que ha dejado en evidencia que está perfectamente a pesar de su avanzada edad.
Junto a la Reina y el Duque de Edimburgo viajaron dos dorgis, un cruce entre perro salchicha y corgi galés que la Monarca ha querido que estén junto a ella en esta nueva etapa de su confinamiento. Además, cuentan con un fiel personal, donde destacan Tony Johnstone-Burt, Sir Edward Young y Paul Whybrew. La HMS Bubble seguirá en Balmoral como ya hizo en Windsor.
La Reina Isabel y el Príncipe Felipe estarán en Balmoral hasta octubre de 2020. Se desconoce si les visitará miembros de la Familia Real Británica como es habitual, aunque de suceder, se alojarían en los edificios exteriores del Castillo de Balmoral, uniéndose a la Reina y el Duque de Edimburgo principalmente para actividades exteriores.