Faltan dos meses para que se celebre la boda entre el Príncipe Harry y Meghan Markle, y ya está casi todo listo para que todo sea perfecto ese 19 de mayo en Windsor. Sin embargo, la Ley y la tradición mandan, y antes del 'sí, quiero', es obligatorio que la pareja real pase por un trámite necesario sin el cual, el Príncipe Harry se vería obligado a renunciar a sus derechos sucesorios por sí y por sus descendientes.
Para que se anunciara el compromiso, la Reina Isabel ha tenido que estar de acuerdo en privado, pero ahora ha tenido que manifestarlo también de forma oficial. Así, la Monarca ha remitido una carta formal al Consejo Privado del Reino Unido para dar su consentimiento a que se oficie el enlace entre su nieto y su prometida. "Señores míos. Declaró mi Consentimiento al Matriminio entre mi querido y apreciado nieto el Príncipe Henry Charles Albert David de Gales y Rachel Meghan Markle ". Con estas palabras, el Príncipe Harry ya puede casarse con Meghan Markle.
Lo curioso del anuncio es la diferencia en el tratamiento de las dos nueras del Príncipe de Gales. Como recuerda Vanity Fair, cuando consintió el matrimonio de los Duques de Cambridge, se refirió a Kate Middleton como "nuestra fiel y querida Catherine Elizabeth Middleton ", mientras que para nombrar a la prometida del Príncipe Harry solo ha dado su nombre completo. La explicación es que a la Duquesa de Cambridge tuvo tiempo para conocerla bien, mientras que a Meghan Markle la ha visto en pocas ocasiones.
Permiso solo para los 6 más cercanos al trono
La Ley de Matrimonios Reales de 1771 determina que los miembros de la Familia Real deben obtener permiso del Monarca para contraer matrimonio, aunque en los últimos años ha habido cambios. De todos modos, la legislación fue modificada en 2011, limitando este requerimiento a las seis primeras personas que se encuentren en la línea de sucesión al trono de Reino Unido. Enrique de Gales es el cuarto, y cuando se case será el quinto, ya que por entonces habrán nacido ya el tercer hijo de los Duques de Cambridge.