Parecía que la Reina Isabel era invencible, pero al final es una mujer como las demás. Cierto es que ha alcanzado una edad muy avanzada a la que muchas personas no llegan, y que además lo ha hecho con un estado de salud en general bastante aceptable. Eso sí, nada que ver con cómo estaba antes de la pandemia o incluso hasta el otoño de 2021, cuando empezó a tener que afrontar cada vez más problemas de salud.
La incombustible Reina ya no lo es tanto, y si bien la pandemia y la muerte del Duque de Edimburgo, así como la pérdida de una serie de familiares y amigos cercanos, le han afectado, ha tardado un tiempo en aceptar que el tiempo pasa y que aunque la vida le ha tratado bien, las cosas no han sido igual desde que cumplió 95 años. Ha entendido que puede seguir reinando, lo que le ha llevado a alcanzar 70 años de reinado y a poder celebrar por primera vez en la historia de Reino Unido un Jubileo de Platino, pero no puede con todo.
No pasa por su cabeza abdicar, pero sí ha tenido que realizar una serie de cambios para seguir reinando. Además, ya no puede seguir paseando a sus perros como hacía antes, lo que le ayudaba no solo a hacer ejercicio físico, sino como terapia para superar sus momentos más complicados, como tras la muerte del Príncipe Felipe. Tampoco volverá a vivir en Buckingham Palace, ni a trabajar allí. Se queda hasta el final en Windsor Castle, donde realiza tareas ligeras de despacho, compromisos telemáticos, a los que se ha acostumbrado y con los que se maneja a la perfección, y audiencias presenciales.
Sin embargo, sus apariciones cada vez son menores y están bajo continua revisión. Así se hizo con el Día de la Commonwealth 2022, un acto al que no fallaba desde 2013, cuando se recuperaba de una gastroenteritis. En esta ocasión tuvo que cancelar su presencia y pidió al Príncipe Carlos que le sustituyera, compensando su ausencia con su tradicional mensaje a la Commonwealth, algo que puede seguir haciendo. Como señala Daily Mail, fuentes de la Casa Real Británica sostienen que la Monarca no está enferma y se mantiene igual de comprometida con sus deberes como Jefa del Estado como siempre, pero ha terminado aceptando que ha llegado a una edad muy avanzada en la que aparecen unas debilidades de las que no se ha librado por muy fuerte que se haya podido sentir hasta entonces. Sigue tan al pie del cañón como de costumbre, pero físicamente no está tan capacitada y por tanto va a seguir rebajando tareas.
La importancia de las investiduras
Una de ellas son las investiduras públicas con las que se reconoce la labor de servicio y contribución de ciudadanos a la sociedad. Para la Casa Real Británica es un ceremonial importante que se vio afectado por la pandemia, pero que hace tiempo que se recuperó. Para la Reina es fundamental que se siga haciendo, pero no se puede contar ya con ella. Duran demasiado tiempo para que pueda aguantar, por lo que ha elegido a tres personas de la Casa Real Británica para encargarse.
Se trata del Príncipe de Gales, el Príncipe Guillermo y la Princesa Ana, que ya se han estado encargando de las investiduras públicas, y lo van a seguir haciendo en nombre de la Reina Isabel. No se descarta que la Monarca pueda realizar alguna que sea especialmente única y relevante, como la que llevó a cabo en julio de 2020 cuando invistió al Capitán Tom Moore en los jardines de Windsor Castle.