Desde que en marzo de 2020 la pandemia golpeó Europa con fuerza, la Reina Isabel abandonó todos los actos presenciales, manteniendo compromisos que pueda hacer desde la distancia. Dejó de pisar Buckingham Palace y se recluyó en Windsor Castle junto al Duque de Edimburgo, que se trasladó desde Wood Farm para confinarse con la Monarca. Se creó entonces en torno al matrimonio real la conocida como HMS Bubble, un equipo de protección que les mantuviera a salvo.
Después de casi 5 meses sin salir de los terrenos del Castillo de Windsor, viajó a Escocia con el Príncipe Felipe para sus tradicionales vacaciones en Balmoral. Después de unas semanas, la pareja se desplazó a Sandringham. El Duque de Edimburgo logró su propósito de quedarse solo en Wood Farm, mientras que la Reina volvió a Windsor Castle con la intención de retomar sus compromisos, o al menos algunos de ellos, en Buckingham Palace desde octubre de 2020.
Con todas las precauciones
Antes de que se produjera su regreso al Palacio de Buckingham, la Monarca apareció en público fuera de una residencia real por primera vez en 7 meses. La última vez había sido el 9 de marzo de 2020 en la Abadía de Westminster con motivo del Día de la Commonwealth. Así, en la mañana del 15 de octubre de 2020, la Reina Isabel se desplazó al Defence Science and Technology Laboratory en Porton Down, Salisbury, para inaugurar oficialmente el Centro de Análisis Energético. Para ello estuvo acompañada del Príncipe Guillermo, otro ejemplo de cómo la Monarca tiene plena confianza en el hombre que está llamado a reinar después de que lo haga el Príncipe Carlos.
La Reina y el Duque de Cambridge vieron cómo se trabaja en este departamento en el que se lucha contra las amenazas terroristas. También se encontraron con científicos que han ayudado a dar respuesta contra la pandemia. Además, descubrieron una placa y firmaron para dar testimonio de su visita.
Para minimizar riesgos, Isabel II llegó en helicóptero, mientras que el Príncipe Guillermo llegó por su lado en coche. Las 48 personas que iban a entrar en contacto con la Reina y su nieto se sometieron a un test para determinar que no tenían coronavirus. Además, hubo distancia de dos metros entre ellos para evitar contactos estrechos.