La Reina Letizia adora Portugal, un país que le encanta visitar tanto de forma privada como oficialmente. Además, se lleva muy bien con el presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, que realizó una Visita de Estado a España entre el 16 y el 18 de abril.
Los Reyes Felipe y Letizia con el presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, en la cena de gala en el Palacio RealEl Rey Felipe, y por extensión la Reina Letizia, ejercieron de anfitriones del Jefe del Estado del país vecino, donde volvió a quedar de manifiesto la complicidad entre los tres. Además, según Look, a Rebelo de Sousa le cae tan bien Doña Letizia que le considera su royal favorita, o al menos la que prefiere de entre todas a las que ha conocido.
Tanto cariño le tiene que no ha dudado en hacerle un regalo, o mejor dicho dos. Es costumbre que en los viajes oficiales y las Visitas de Estado se hagan presentes, de los que vienen y de los que reciben, así que tanto los Reyes como el presidente luso se intercambiaron presentes para tener un recuerdo de este reencuentro tan especial para ambas partes, y por ende para los dos países.
La Reina Letizia en la cena organizada por el presidente de Portugal a los Reyes de EspañaEl mandatario portugués regaló a Doña Letizia unos pendientes que ella se puso en la cena de gala que Rebelo de Sousa ofreció en honor a los Reyes en el Palacio Real de El Pardo, residencia en la que se alojan los líderes extranjeros que vienen de visita oficial a España.
La porcelana que conquistó a la Reina Letizia
Los pendientes eran el regalo de cortesía, pero hubo más. Como señala el citado medio, en una de las salas de El Pardo se habían colocado varias piezas de porcelana de Vista Alegre, una importante marca de vajillas de Portugal. Cuando Rebelo de Sousa y los Reyes las estaban viendo, Doña Letizia se quedó impresionada por una de ellas, tanto que comentó lo mucho que le gustaba.
Al presidente de Portugal le halagó la reacción de la consorte, así que quiso regalársela. Los Reyes dijeron que no, que no podían aceptarlo, pero el mandatario insistió tanto que terminaron quedándose la pieza. En concreto se trata de una ensaladera de vivos colores que está valorada en unos 2.000 euros.
