La Familia Real de Holanda es una de las más unidas de Europa. No hay desavenencias entre suegras y nueras, ni entre hermanos y cuñados, sino más bien todo lo contrario. Las pérdidas que han tenido que enfrentar les han unido, y si hay una buena muestra de ello es la reunión de los Orange-Nassau con motivo de la entrega de los Premios Príncipe Claus.
En 1996 se constituyó la Fundación Príncipe Claus como tributo al trabajo del Príncipe consorte de Países Bajos en favor de la cultura y el desarrollo. Desde entonces se entregan estos premios de los que se encarga el Príncipe Constantino, tercer hijo de Beatriz y Claus de Holanda, y heredero del legado del consorte, fallecido en 2002 a los 76 años.
A pesar de eso, los Orange-Nassau se reúnen para apoyar a Constantino de Holanda en la entrega y recordar de esta forma la memoria del Príncipe Claus y apoyar su legado. No extrañó por tanto que estuvieran no solo la esposa del Príncipe Constantino, la Princesa Laurentien, sino también los Reyes Guillermo Alejandro y Máxima, la Princesa Beatriz y la Princesa Mabel.
La Reina Máxima cautivó con su eterna sonrisa y con el vestido de color berenjena tan majestuoso como ella que firma Claes Iversen. Más sencillas estuvieron las otras royals a excepción de las sandalias rojas de plataforma de la Princesa Laurentien.
Un ejemplo para otras Casas Reales
Aunque entraron por separado, una vez en el interior del Palacio Real de Amsterdam se tomó una imagen de la Familia Real Holandesa junto a las premiadas, donde destacan Kamala Ibrahim Ishaq, Mónica Ojeda, Mariam Kamara y Djamila Ribeiro. No hay duda de que la relación entre los Orange-Nassau es idílica y todo un ejemplo para otras Casas Reales no tan bien avenidas.