Era costumbre que la recepción se celebrara en el Palacio Real de La Almudaina de Palma, donde el Rey comienza su estancia en Mallorca recibiendo a las autoridades de Illes Balears, pero la Familia Real optó por abrir por primera vez para este acto Marivent, la residencia en la que permanecen unos días entre julio y agosto en el caso de los Reyes y sus hijas, y varias semanas en el caso de la Reina Sofía e Irene de Grecia, esta última siempre ausente en la recepción al no ser miembro de la Familia Real. Curiosamente ocurrió lo contrario con el despacho de verano entre Felipe VI y Pedro Sánchez, que tuvo el martes 2 de agosto de 2022 en La Almudaina, en lugar de en Marivent, como solía ser habitual.
Felipe VI dejó que Doña Letizia y Doña Sofía compartieran confidencias, que charlaran brevemente antes de los besamanos y que se mostraran cómplices. Nada gusta más a Don Felipe que su esposa y su madre se lleven bien, o al menos que tengan una relación cordial y que lo dejen ver en público. La Monarquía es imagen y hay veces que la Familia Real lo recuerda.
Más allá de la complicidad llamó la atención, aparte de que Felipe VI haya llevado corbata pese al calor y la humedad (el protocolo es más fuerte que el calor estival mallorquín), el intenso bronceado de la Reina Letizia. Ya en Madrid estaba morena, y al llegar a Marivent, donde hay a su disposición una piscina y mucho espacio para tomar el sol y broncearse, ha cogido todavía más color, lo que se acentuó con respecto a su paso por el Atlàntida Mallorca Film Fest 2022 o su visita a Valldemossa quizás porque ha tenido más tiempo para tomar el sol y por la elección de su atuendo, que fue otro detalle llamativo.
Doña Letizia, siempre un modelo de estilo, se enfundó un vestido firmado por Charo Ruiz, firma balear, llamado Aryana. De color naranja, lleva un estampado con cactus verdes y amarillos perfecto para las noches de verano. Se calzó además unas alpargatas también naranjas.
Comenzó entonces el besamanos en la explanada frente al Palacio de Marivent, el lugar que ocupan Doña Sofía y la Princesa Irene, por el que pasaron unas 400 personas empezando por las autoridades de Baleares. Tras 10 minutos de saludos, la Familia Real caminó hacia el final de la explanada, donde se habían colocado las mesas de cóctel para disfrutar de un menú servido por Santi Taura en el que destacaron exquisiteces como mini pastel de berenjenas, canuto crujiente de tartar de atún picante, gamba roja con arroz y huevo frito, gilda de bacalao, así como tomates y piparras y ceviche de marisco en su concha, entre otros platos.
El estilo de la Familia Real Británica
Se fueron formando corrillos en los que participaban los Reyes y la Reina Sofía, a veces juntos y otras veces separados para llegar a más gente. Esta forma de actuar y haber elegido este lugar, su casa, o al menos los jardines de la residencia que ocupan en verano, hace recordar a las famosas garden parties que cada primavera se celebran en Buckingham Palace y Holyroodhouse.
En esos eventos, los royals comparten durante unas horas, eso sí, durante el día, charlas acompañadas con comida y bebida con personas que han sido invitadas por el mérito que se considere. Este estilo de recepción más desenfadado y en este escenario ha recordado a estas garden parties que suelen ser todo un éxito. De la Familia Real Británica se pueden tomar buenas ideas, y esta es una de ellas, al menos para esta recepción en Mallorca.