La boda entre Carlos Felipe de Suecia y Sofia Hellqvist es de semiestado, ya que quien se casa es un príncipe real, ni heredero ni Jefe del Estado. Si en la boda de Victoria de Suecia con Daniel Westling acudieron la mayor parte de los miembros de las Casas Reales de Europa, en la de sus hermanos, el cónclave de royals ha sido menor.
Los primeros en llegar han sido los Príncipes Nicolás y Tatiana de Grecia, que han representado al Rey Constantino de los helenos, aunque más a título personal y familiar que oficial, ya que el Trono de Grecia ya no existe.
En el caso de Dinamarca ocurrió lo mismo, acudieron la Reina Margarita con sus dos hijos, los Príncipes Federico y Joaquín, y sus nueras, la Princesas Mary y Marie. En cuanto al Príncipe Enrique, ni estaba, ni se le esperaba, sobre todo tras el escándalo que supuso descubrir su viaje a Venecia después de haberse perdido las celebraciones por el 75 cumpleaños de la Reina aludiendo a una enfermedad que debió tener una recuperación milagrosa.
En cuanto a Holanda y Bélgica, tan solo acudieron sus respectivas reinas, Máxima de Países Bajos y Matilde de los Belgas, que no contaron con la presencia del Rey Guillermo Alejandro y del Rey Felipe, respectivamente. Las dos reinas, que son íntimas amigas, pasaron juntas la mayor parte de la celebración.
Aunque la boda fue el mismo día que Trooping the Colour, el desfile con el que se celebra oficialmente el cumpleaños de la Reina, Isabel II envió como representación a los Condes de Wessex, que suelen ser quienes acuden a las bodas reales extranjeras. Desde Japón viajó la Princesa Hisako Takamado, que guarda muy buena relación con las cortes de Europa.
Ni rastro de la Familia Real Española
En cuanto a los ausentes, cuatro fueron quienes no quisieron llevar representación a la boda del hijo mediano de los Reyes de Suecia. Llama la atención que mientras que tres de ellos fueron los dos pequeños principados de Mónaco y Liechtenstein y el Gran Ducado de Luxemburgo, el cuarto fue España, especialista en hacer desplantes de este tipo en las cortes europeas.
Así, ni los Reyes Felipe y Letizia quisieron ir a la boda de Carlos Felipe y Sofia de Suecia, con los que o tienen una relación especialmente estrecha al no tener vínculos familiares directos ni ser estos herederos, ni enviaron a los otros miembros de la Familia Real. El Rey Juan Carlos hace muchos años que no va a bodas, mientras que la Reina Sofía, que sí disfruta mezclándose entre sus primos royals, pasó el día en Ginebra acompañando a la Infanta Cristina en su 50 cumpleaños.