Tanto su suegro como su exmarido atacaron a Corinna al señalar que no tenía derecho a usar ni el apellido de la dinastía ni el título de princesa. Ella no tardó en contestar con un comunicado en el que se amparaba en la Ley para seguir siendo la Princesa Corinna zu Sayn-Wittgenstein, sin embargo, tiene razón a medias.
Si de verdad lo fuera, aparecería en su pasaporte. La razón es que desde que se abolió la Monarquía en Alemania después de la I Guerra Mundial, se eliminaron también los títulos nobiliarios. Eso sí, aquellos que tienen derecho a llevar el título de alguno de los principados de Alemania, lo incorporan a su apellido, y de esa forma lo hacen 'oficial'. Corinna ni ha sido, ni es princesa.
Comunicado de Corinna zu Sayn-Wittgenstein
"La semana pasada, dos miembros de la familia zu Sayn-Wittgenstein hicieron unas declaraciones falaces y sin fundamento jurídico en las que se acusaba a Corinna zu Sayn-Wittgenstein de falsedad en sus propias manifestaciones. Estas declaraciones, de las que se hicieron eco los medios de comunicación, no solo faltaban a la verdad de manera deliberada, sino que eran contrarias tanto al derecho alemán como al inglés.
La letrada Nina Lüssmann aseguró: "En lo que respecta al derecho alemán, la posición es clara. A Corinna zu Sayn-Wittgenstein le asiste el derecho pleno y legítimo de haber hecho uso del apellido tras casarse y de seguir utilizando el apellido de casada tras divorciarse. Por este motivo, tampoco hay limitación alguna respecto del uso por parte de ella del tratamiento -si deseara utilizarlo- ya que forma parte de su nombre y no existe de manera independiente a este". Por su parte, juristas de Schillings International LLP señalaron: "El derecho inglés le da derecho a Corinna zu Sayn-Wittgenstein a utilizar el apellido obtenido de su matrimonio, ya sea durante el mismo matrimonio o tras su divorcio, como es costumbre. Ella también tiene el derecho de usar el tratamiento, si así lo deseara".
Por su parte, Corinna destacó: "La posición jurídica confirma claramente y sin ambages que las declaraciones atribuidas a Alexander Fürst Sayn-Wittgenstein y al Príncipe Casimir son falsas. La familia nunca antes me había planteado estos problemas, ni durante el matrimonio ni en los 12 años transcurridos desde el divorcio. Me complace constatar que estos asuntos quedan ahora aclarados".