El pasado 9 de septiembre, Carlos III se dirigía por primera vez a los ciudadanos británicos en un discurso televisado 24 horas después de que su madre, la Reina Isabel II, falleciera en el castillo de Balmoral (Escocia). Dado que los últimos momentos de la monarca se vivieron fuera de Londres, centro de la monarquía británica, todos los actos y pasos a seguir para garantizar la sucesión en el trono se retrasaron un día más de lo previsto.
Es por ello que ha habido que esperar hasta el 10 de septiembre para asistir a la proclamación formal del hasta entonces Príncipe Carlos de Inglaterra en el Rey Carlos III, nombre que a partir de esta semana ostentará hasta el final de su reinado. En un acto lleno de pompa y protocolo, uno de los momentos más esperados era oír en directo y por primera vez acompañado de la Reina consorte al nuevo monarca.
En su discurso, Carlos III ha empezado anunciando el fallecimiento de su madre, la Reina. "Sé que ustedes, la Nación y me atrevería a decir que el mundo entero, empatiza conmigo en la irreparable pérdida que hemos sufrido. Lo que más me consuela es ver la simpatía mostrada tanto a mi hermana como a mis hermanos y por extensión a toda la familia en nuestra pérdida", empezaba diciendo.
"Tanto a nosotros como familia, como al Reino y el resto de naciones que forman parte, mi madre fue un ejemplo de amor y desinteresado servicio a lo largo de toda su vida ", continuaba, para inmediatamente añadir: "El reinado de mi madre ha sido inigualable por su duración, su dedicación y su devoción".
A continuación el nuevo monarca se ha centrado en su porvenir y en lo que ahora a él le espera como Jefe de Estado. "Soy plenamente consciente de los deberes y responsabilidades soberanos que ahora me corresponden. Para ello seguiré el inspirador ejemplo que se me ha dado para defender el Gobierno Constitucional y buscar la paz, la armonía y la prosperidad de los habitantes de las islas, así como de los territorios de la Commonwealth en todo el mundo", ha señalado.
La Reina consorte, su gran apoyo
En el discurso, Carlos III también ha tenido palabras de cariño para su mujer, la hasta ahora Duquesa de Cornualles que desde el pasado 8 de septiembre ascendió a Reina consorte, como así quiso e hizo saber Isabel II durante las celebraciones por su Jubileo de Platino. "Sé que en estos deberes y responsabilidades cuento con el incansable apoyo de mi amada esposa", ha confesado.
Inmediatamente ha anunciado su decisión de ceder todos sus beneficios al Gobierno británico a cambio de la asignación que ahora recibirá como Monarca. "Y para sobrellevar tan dura tarea a la que dedicaré lo que me queda de vida, rezo por la guía y la ayuda de Dios Todopoderoso", ha terminado el Rey, poniendo punto y final a su discurso.