Terry Cunningham que fue quien compró el terreno en 1999 para la casa, ha contado a The Sun que es una zona inestable. En concreto, sufrió corrimientos de tierra provocados por las fuertes lluvias que llegaron tras los incendios de 2018. El antiguo dueño ha comentado que sí no pasó nada en la propiedad fue cuestión de suerte. El consejo que ha dado al Príncipe Harry y Meghan Markle es que tengan en cuenta los riesgos que entraña vivir en esa zona y que refuercen los cimientos si es posible.
Una venta polémica
El multimillonario pasó cinco años construyendo la espectacular mansión que desde 2020 pertenece a los Duques de Sussex. Cunningham se encargó de diseñar la vivienda al estilo de las casas de campo francesas que tanto le gustaban a él y a su mujer cuando pasaron su vacaciones en el sur de Francia.
En 2009 decidió que la casa se les quedaba grande y la puso a la venta. El comprador fue el multimillonario ruso Sergey Grishin, que ha sido el que se la ha vendido a los Duques de Sussex. La transacción también ha tenido polémica debido a que ha sido acusado por su ex Anna Fedoseeva y la socia de esta, Jennifer Sulkess, de amenazas de muerte. Por ello, se ha criticado que el Príncipe Harry y Meghan Markle le hayan comprado la propiedad a Sergey Grishin, si bien es cierto que la abogada de Fedoseeva ha dado las gracias al agente de los Duques de Sussex de su error porque gracias a él todo el mundo ha conocido el sufrimiento de Anna Fedoseeva y Jennifer Sulkess.