El historiador natural David Attenborough visitó el Palacio de Kensington con motivo del estreno de su último documental tuvo un encuentro muy especial con los hijos de los Duques de Cambridge. Los hijos mayores del Príncipe Guillermo y Kate Middleton son unos grandes admiradores del divulgador científico y con él protagonizaron un encuentro muy anecdótico.
La familia paseó con Attenborough por los jardines de su residencia y ahora han salido a la luz las preguntas que los pequeños de la casa le realizaron, la primera vez que los Príncipes Jorge, Carlota y Luis hablan en público para algo tan especial.
Pese a que a Jorge y Carlota ya se les había escuchado hablar, esta es la primera vez que lo hacen mirando a cámara. Lo que más ha llamado la atención ha sido la dulce voz del Príncipe Luis, que no ha tenido nada de vergüenza. Cada uno ha formulado su pregunta de manera individual y ha sido contestada de una manera educativa por parte del divulgador para que los niños consiguieran entender bien su respuesta.
"Hola, David Attenborough, ¿cuál cree que será el próximo animal en extinguirse?", le ha preguntado el Príncipe Jorge, que sin ningún lugar a dudas se trata de una pregunta muy interesante. "Esperemos que ninguno", le ha respondido, esperando la pregunta de la Princesa Carlota, que decía así: "Me gustan las arañas, ¿a ti te gustan las arañas también?", y parece que el divulgador comparte este gusto con la pequeña. Por último ha llegado la pregunta del más pequeño de la casa, que decía: "¿Qué animal te gusta?", y el documentarista le contestaba: "Los monos son los mejores", pero ha elegido quedarse con los perritos.
Un regalo muy polémico
"Él estaba realmente muy interesado. Parecía gustarle. Le interesan mucho los fósiles y a Carlota también", decía en referencia a Jorge, que es un gran amante de los dinosaurios y que recibió por parte del divulgador un regalo muy especial, pero también controvertido porque se trataba de un fósil. Sir David Attenborough lo encontró incrustado en una piedra caliza en los años 60 en Malta. El Miinistro de Cultura de la que fuera colonia británica hasta 1964 reclamó en un principio la pieza por su valor arqueológico, pero después de las críticas recibidas se lo ha podido quedar el niño.