Corría el año 2.000 cuando la Princesa Estefanía de Mónaco decidió abandonar la vida palaciega para trasladarse con sus hijos a una caravana de circo. La razón fue su romance con el director circense Franco Knie y aunque la relación terminó, la pasión de la Princesa monegasca por el mundo del circo ha perdurado con los años.
Prueba de ello es su implicación directa como patrona y organizadora del Festival Internacional de Circo de Montecarlo. Se trata de un espectáculo en el que se premian las mejores actuaciones en esta disciplina artística y este año, entre los días 17 y 27 de enero, se celebra la 43ª edición bajo la atenta mirada de unos espectadores muy especiales.
A la inauguración del certamen acudió, como ya viene siendo tradición, la propia Princesa Estefanía; quien en esta ocasión no pudo estar mejor acompañada. Junto a ella estaban sus tres hijos - Pauline Ducruet, Louis Ducruet y Camille Gottlieb - y su hermano mayor: el Príncipe Alberto II de Mónaco.
Los Grimaldi, una familia unida
Aunque sin duda quienes acapararon todas las miradas fueron los hijos de este último, los Príncipes Jacques y Gabriella de Mónaco. Pese a su corta edad ya no es la primera vez que los mellizos acuden y a lo largo de todo el espectáculo fueron receptores de todas las atenciones por parte de los Grimaldi. El Príncipe Jacques estuvo en el regazo de su padre, mientras que su hermana disfrutó con entusiasmo en los brazos de la Princesa Estefanía.
Del mismo modo que la hija menor del Príncipe Rainiero y Grace Kelly derrochó cariño con sus sobrinos, el Príncipe Alberto lo hizo a su vez con los hijos de su hermana. Con ello demostraron que pese a todo, los Grimaldi siguen siendo una familia unida y ninguna de las destacadas ausencias - no acudieron ni la Princesa Charlene ni la Princesa Carolina - pudo eclipsar tan entrañable escena.