Una boda menos real
Si bien es cierto que la boda del Príncipe Harry y Meghan Markle no es de Estado al no ser un Monarca ni su heredero o heredera, sigue teniendo el suficiente rango para que acudan numerosos royals si es su deseo. Por ejemplo, en el enlace de la Princesa Magdalena y Chris O'Neill, acudieron los Condes de Wessex en representación de la Corona Británica.
El aislacionismo de la Familia Real Británica es habitual, pero las relaciones entre los Windsor y los Bernardotte es buena, como quedó de manifiesto con el viaje oficial que los Duques de Cambridge realizaron a principios de 2018 a Suecia. Allí, la Princesa Victoria y el Príncipe Daniel ejercieron de anfitriones para los visitantes extranjeros, e incluso les presentaron a sus hijos y les abrieron las puertas de su casa.
Por otro lado, es cierto que el Príncipe Harry ha tenido menos contacto con la Familia Real Sueca y que su rango no le obliga a realizar unas invitaciones tan amplias como por ejemplo cuando se casó el Príncipe Guillermo, que está llamado a ser Rey.