El Príncipe Harry y Meghan Markle se pusieron deportivos, aunque no literalmente, para desplazarse a Croke Park, donde se encuentran la sede de la Asociación Atlética Gaélica. Allí no solo vieron deporte, sino también mostraron su instinto paternal con los niños, sobre todo el hijo menor del Príncipe de Gales, que hizo varias monerías a un pequeño que se encontraba en las instalaciones.
A lo largo de su periplo irlandés hubo también tiempo para el esparcimiento, como durante la fiesta de verano que se ofreció en su honor en Glencairn House, residencia del Embajador de Reino Unido en Irlanda. Allí, la Duquesa de Sussex triunfó con un vestido negro de cóctel firmado por Emilia Wickstead, la misma que acusó a Givenchy de haber plagiado su vestido. Al llevar uno de sus diseños, se ha firmado la paz.
Un paseo por Dublín
Durante su paso por Dublín se acercaron al Trinity College, una maravilla que esconde e Libro de Kells, que tiene más de mil años, y contemplaron el Famine Memorial, monumento levantado para recordar a las víctimas de la Gran Hambruna de la segunda mitad de los años cuarenta del siglo XIX, que diezmó a la población irlandesa.
Para terminar, los Duques de Sussex se desplazaron a DogPatch Labs, un espacio de trabajo en el que se interesaron por las actividades empresariales que se desarrollan allí. Fue la guinda a un viaje perfecto.