La trágica muerte de la Princesa Diana de Gales en el verano de 1997 conmocionó al mundo y generó un trauma en sus hijos que tardarían años en superar. Especialmente el Príncipe Harry, que por aquel entonces tenía solo 13 años y buscó llenar su vacío en una adolescencia de fiestas, alcohol y desenfreno. Sin embargo, todo eso ha cambiado desde la llegada de Meghan Markle a su vida.
Desde que comenzaran su noviazgo es más que notable el cambio a mejor que ha experimentado el hijo menor del Príncipe de Gales. Algo que constatan sus propios amigos en declaraciones al diario Express: "Todo lo que Meghan ha hecho es enseñarle que hay otra manera de vivir la vida y él está de acuerdo. Ahora mantiene una dieta saludable, ya no envenena su cuerpo, hace ejercicio, practica un poco de yoga y es mucho más feliz ".
En un reciente artículo publicado en dicho medio, sus autores se hacen eco de los más recientes cambios en la rutina diaria del Príncipe Harry a instancias de su esposa: ya no bebe ni alcohol ni café. La propia Familia Real Británica pudo comprobarlo durante la comida navideña en Sandringham, pero de nuevo son sus amigos quienes más lo notan: " Obviamente este nuevo régimen no lo convierte en el invitado más divertido, pero al menos está más tranquilo y relajado ".
Un progresivo cambio a mejor
La Duquesa de Sussex es una declarada admiradora del estilo de vida saludable: lleva una dieta basada principalmente en frutas y verduras y es una adicta al yoga. Ya durante su noviazgo con el Príncipe consiguió inculcarle su mentalidad 'healthy', consiguiendo que este se uniese a sus rutinas y dejase atrás los alimentos procesados, el tabaco y renunciase a morderse las uñas.