Por motivo del 50 aniversario de disuasión nuclear submarina, el Príncipe Guillermo acudió a un servicio religioso en la Abadía de Westminster, donde fue abucheado por los ciudadanos.
El Príncipe Guillermo no fue bien recibido en el evento del Servicio Submarino de la Armada Real Británica, con gritos y protestas los ciudadanos se agolparon a las puertas de la Abadía de Westminster al ver al nieto de la Reina Isabel II asistir al servicio religioso. ¿Por qué tal descontento? Porque el acto homenajeaba un hecho que para los activistas no es motivo de honra: El aniversario del primero de los submarinos británicos armado con misiles balísticos nucleares.
En abril de 1969, el Submarine Service puso en servicio permanente el Trident para portar armamento nuclear. Desde entonces hasta hoy en día, 350 submarinos surcan el océano como protección ante un posible ataque a Gran Bretaña. Esta maniobra militar es conocida como la 'Operación Implacable', una ejecución de la Guerra Fría que aún sigue en activo y pensada para convertir en ceniza ionizada a los enemigos. El orgullo de la Armada Real Británica les lleva a honrar el éxito de esta operación en su 50 aniversario y el Duque de Cambridge, como Comodoro en Jefe del Servicio de Submarinos, debe estar presente. Así llegó a la Abadía, sin su consorte Kate Middleton y vestido de civil, decorando su traje con la insignia de delfines de la Institución 'Submarine Service' y las dos medallas de los Jubileos de la Reina Isabel II. Según ha informado la BBC, miembros de la Campaña de Desarme Nuclear estaban esperando a su llegada para proferir gritos de "¡Vergüenza!" hacia el Príncipe Guillermo. Pero el Duque se mantuvo impasible y durante el sermón, el Deán de Westminster, John Hall buscó las palabras adecuadas: "Rezo para que la Royal Navy nunca tenga que desplegar estas terribles energías en una guerra, y que puedan seguir disuadiendo que otros lo hagan".
El asunto fue aclarado
En un intento de calmar las protestas, el eclesiástico declaró a la BBC que no se trataba de una misa a favor de los misiles: "No podemos celebrar las armas de destrucción masiva, pero le debemos una deuda de gratitud a los responsables de mantener la paz", afirmó Hall. La misa castrense, en realidad, fue solo uno de los múltiples actos que se llevan celebrando desde enero de 2019, bajo las siglas CASD50 (Continous At Sea Deterrent 50), es decir, '50 años de disuasión constante en alta mar'.