Eso sí, en los primeros meses de 2023 sucedió el baile de residencias de los miembros de la Familia Real Británica, lo que se vio como una respuesta de Carlos III a las memorias de su hijo. Se hizo saber a los Duques de Sussex que debían dejar de utilizar Frogmore Cottage como residencia permanente y se les dio un plazo para sacar los enseres que conservaban en este emplazamiento en Windsor Great Park y entregar las llaves.
Este movimiento de residencias se podía deber a una especie de venganza hacia los Sussex por su docuserie y las memorias o simplemente porque no tenía sentido que conservaran una residencia para sus pocas y cortas estancias en Reino Unido. Mientras tanto, los 5 Gales viven en Adeleaide Cottage, una residencia de 4 habitaciones, mientras el Príncipe Andrés y Sarah Ferguson ocupan el Royal Lodge, una icónica vivienda de 30 habitaciones en la que residió la Reina Madre.
La idea era por tanto que los Sussex dejaran todo y que en sus visitas a Reino Unido se quedaran en estancias de otros palacios, pero no con una casa entera para ellos, que los Gales se mudaran al Royal Lodge y que los Duques de York se quedaran con la más pequeña y renovada Frogmore. El plan salió mal porque el Príncipe Andrés se negó a moverse y se aferró a su contrato de arrendamiento y al dinero invertido en el Royal Lodge. Sin embargo, los Sussex sí que entregaron las llaves.
Ganó el 'poli malo'
Detrás de la decisión estuvo el Rey Carlos III, y aunque se dijo que era el Príncipe Guillermo el que presionó a su padre para quedarse con una casa más necesaria para él y su familia que para el Duque de York, Omid Scobie ha revelado en su libro 'End Game' que fue otro miembro de la Casa Real Británica el que animó al Monarca a tomar la decisión.
El autor señala que la Princesa Real era partidaria de tomar medidas contra los Sussex, así que fue ella la que convenció a su hermano de que despojara a su hijo de esta residencia. El Príncipe Harry y Meghan Markle aceptaron, pero el Duque de Sussex habría dicho a su padre: "¿Es que no quieres ver más a tus nietos?", unas palabras con las que dejaba claro que el no tener una residencia en Reino Unido en un entorno seguro complicaba que el Príncipe Archie y la Princesa Lilibet regresaran a suelo británico.
La Princesa Ana fue el 'poli malo', mientras que el Príncipe Eduardo habría sido el 'poli bueno' de acuerdo con lo que detalla el libro de Omid Scobie. Mientras la Princesa Real quería ser dura, el Duque de Edimburgo se sentía inquieto y disgustado ante este movimiento, preocupado por cómo pudiera sentar esto a la salud mental del Duque de Sussex.
Finalmente, el ala dura ganó a la conciliadora, un reflejo además de la cercanía entre el Rey Carlos y la Princesa Ana, un apoyo tanto en lo personal como en lo institucional para el Monarca, que siempre ha tenido un apego por la hermana con la que creció que no ha tenido con los dos pequeños. Eso sí, 'End Game' asegura también que el Rey Carlos lo pasó mal cuando hubo que tomar decisiones con respecto al Duque de York por su caída en desgracia, y que fue el Príncipe Guillermo el que tomó la iniciativa.