No se podía vender
El Príncipe Andrés no podía vender esta propiedad porque pesaba sobre él una demanda por impago de la última parte de la vivienda, por el que Isabel de Rouvre reclamaba los cinco millones del pago y 1,6 millones de libras en concepto de intereses. Fue ella misma quien confirmó que ya se había realizado el pago: "La guerra ha terminado, el asunto se ha acabado y ya no tengo nada que ver con este asunto", señalaba.
Una vez saldada la deuda, Rouvre aseguraba que desconocía lo que estaban haciendo con la casa: "Estuvieron en el chalet en Navidad, pero me he enterado por la prensa y no los vi. En noviembre se cerró el asunto, me pagaron el dinero que debían y ya está", señalaba. "Puedo confirmar que la acción legal se ha detenido y que el chalet se está vendiendo, pero por lo demás no hay comentarios sobre asuntos financieros privados", aseguró al citado medio una fuente cercana al Duque de York.
La venta no ha estado exenta de polémicas, ya que las cuentas del Príncipe Andrés no concuerdan con su lujoso estilo de vida. Sin embargo, se espera que esta inyección económica ayude al Duque de York a descargarse de gran parte del peso económico de la defensa de su proceso judicial en el que Virginia Giuffre le acusa de haber abusado sexualmente de ella cuando aún era menor. Una demanda que su equipo de abogados ha intentado tumbar en varias ocasiones.