Corinna podría perder su apellido aristócrata Sayn-Wittgenstein-Sayn muy pronto, concretamente cuando su exmarido, Casimir Sayn-Wittgensetin, se case con su futura mujer, Alana Bunte, en los proximos meses. Además, la familia alemana ya ha eliminado a Corinna de su sitio web. Pero ella parece estar preocupada en otras cosas, y presume ahora de tener una gran amistad con Alexei Kudrin, actual presidente de la Cámara de Cuentas rusa.
Desde principios de febrero Alexei Kudrin, uno de los hombres fuertes de Putin, ha acudido a diversos eventos de la mano de Corinna, desde que se los viese juntos en una fiesta celebrada en Moscú en honor del famoso director de orquesta Valeri Guérguiev.
Otro rechazo más
La vida de Corinna estos últimos años ha sido un ir y venir constante. Se convirtió en la sombra de los príncipes de Mónaco y durante varios años no se despegó de Alberto y Charlene, asistiendo tanto a visitas de Estado a la Rusia de Putin como a desfiles de Carolina Herrera en Nueva York. Consiguió hacerse imprescindible en la Corte de los Grimaldi en la que posteriormente fue repudiada y apartada de golpe al igual que hizo la familia alemana zu Sayn-Wittgenstein. Su ausencia esta semana en Montecarlo en la Gala de los Premios Laureus, a los que ha estado tan ligada cuando se codeaba con el Rey Emérito, presidida por Alberto de Mónaco, es un ejemplo más de este total distanciamiento con los Grimaldi.