La hija de los Reyes de los Países Bajos ha estado de gira junto a sus padres por el Caribe holandés, donde ha hablado de un momento tan complicado.
La Familia Real neerlandesa ha terminado su gira por el Caribe holandés tras casi dos semanas de viaje. La intención principal de los Reyes de Holanda, Guillermo Alejandro y Máxima, era la de que su hija conociese esa pequeña parte del territorio de su reino en un debut que la ha llevado por las seis islas que conforman las Antillas Neerlandesas. Durante este viaje, la Princesa Amalia se ha mostrado feliz y radiante junto a sus padres, luciendo originales estilismos y acompañada siempre por su madre, Máxima de Holanda, que se ha desenvuelto de maravilla entre los caribeños. Este pequeño descanso de su vida cotidiana le ha servido a la futura heredera al trono de Holanda para olvidar todos los problemas que la han estado rodeando durante el último año.
Desde que el nombre de la Princesa de Orange se filtrase en unas conversaciones del crimen organizado del país junto a amenazas de secuestro e incluso asesinato, Amalia de Holanda ha tenido que dejar atrás su vida y atrincherarse en el Palacio de Huis Ten Bosch por el bien de su seguridad. Por eso, este viaje por el Caribe holandés ha sido como un soplo de aire fresco en su complicado día a día, donde ha podido disfrutar de la libertad que no ha tenido durante los últimos meses. En la rueda de prensa de despedida, los periodistas ahí apostados han preguntado a la primogénita de los Reyes por cómo ha estado viviendo esta experiencia, a lo que ha respondido con gran sinceridad. "Voy a ser sincera, todavía lo estoy pasando muy mal", ha confesado, explicando cómo lo ha vivido: "Echo de menos la vida normal, la vida de estudiante: andar por la calle, poder ir a una tienda". Así, la Princesa ha reconocido que, a pesar de la fortaleza que está teniendo para hacer frente a todo lo que ha vivido, la situación ha sido demasiado para ella. Agradece, sin embargo, los "días maravillosos" de los que ha podido disfrutar en el Caribe, donde se ha podido olvidar de forma temporal de las preocupaciones y el miedo a que puedan atentar contra su seguridad. Sobre su estado tras finalizar la gira, la Princesa ha reconocido sentirse muy "feliz por la libertad de las últimas semanas y la acogida de las seis islas".
Aprendiz de soberana
Durante su intervención, en la que Amalia de Holanda ha demostrado estar preparándose a la perfección para asumir las responsabilidades que su cargo conlleva, la Princesa ha alabado la profesionalidad y naturalidad de sus padres, explicando que aún faltan muchas visitas más para que pueda pasearse con tanta soltura como ellos. Durante las casi dos semanas que la gira ha durado, los Reyes Guillermo Alejandro y Máxima de Holanda han demostrado su desenvoltura, disfrutando del viaje y pasando tiempo con los caribeños. La Reina, en especial, ha demostrado ser una mujer muy sencilla, e incluso se la ha podido ver bailar a la perfección durante el Festival Bon Bini en Aruba, una de las seis islas que la familia ha visitado.
Los Reyes han acompañado a su hija durante toda esta aventura, demostrando lo orgullosos que se sienten de ella. El monarca holandés ya demostró lo satisfecho que estaba con la madurez y fortaleza de la Princesa Amalia cuando decidió abandonar su vida de estudiante en Amsterdam, donde cursa Política, Psicología, Derecho y Económicas, y refugiarse junto a su familia en el Palacio tras descubrir el peligro que corría al ser un posible objetivo de un grupo criminal.