La Familia Real Holandesa ha viajado hasta tierras caribeñas para acompañar a la heredera al trono en su primera gira por las Antillas.
La Familia Real Holandesa continúa con su viaje por el Caribe Holandés. Tras la demostración de la Reina Máxima de Holanda de sus dotes de baile en el Festival Bon Bini de Aruba donde el Rey Guillermo Alejandro, la Reina Máxima y su hija, la Princesa Amalia, se despidieron de los arubeños por todo lo alto, los tres han viajado hasta su siguiente destino: la isla de Curazao. Lejos de hacerlo en el medio de transporte al que acostumbran, el avión que los Orange comparten con varios miembros del gobierno holandés, el Rey Guillermo Alejandro, la Reina Máxima y la Princesa Amalia han hecho el trayecto de una isla a otra en un buque naval.
El Monarca se ha mostrado muy cómodo junto a la tripulación del barco, que ha dado una cálida bienvenida a la Familia Real Holandesa. Mientras que su hija, la Princesa Amalia, ha tenido que hacer frente al mareo que le ha provocado el viaje, el Rey Guillermo Alejandro, que gracias a su tiempo en la Royal Navy a finales de 1980 sabe a la perfección cómo combatir el malestar durante un viaje por mar, le ha explicado todos los pasos a seguir para evitar la indisposición. En el trayecto, de siete horas, la familia ha aprovechado para hablar con la tripulación del Zr. Ms. Holanda, que trabaja durante todo el año en aguas caribeñas y en el que el Monarca ya ha estado en alguna ocasión anterior.Durante su viaje por el mar, los Reyes de Países Bajos y su hija también han podido disfrutar de un corto paseo en una de las lanchas que la Marina utiliza para interceptar las incautaciones de drogas que cruzan el Caribe. Los tres se han mostrado encantados con el paseo, en el que han podido observar una demostración de cómo trabajan los barcos. La Princesa Amalia está disfrutando de su experiencia en lo que muchos medios han denominado como su bautismo de fuego por las tierras caribeñas, aunque al mismo tiempo se nota que no está siendo fácil para ella. Esta es la primera gira de la Princesa de Orange por los territorios de Países Bajos en las Antillas, una experiencia interesante, pero dura al mismo tiempo y no siempre está del todo cómoda. Además, sobre la Princesa Amalia planea la amenaza del crimen organizado, lo que provocó que tuviera que dejar el piso que compartía desde que empezó la universidad y volver a vivir con sus padres.
Una experiencia única
"Es muy intenso, pero mi padre ya me lo dijo", ha dicho la Princesa sobre su viaje, asegurando que el Monarca ya le había hecho partícipe de su experiencia por las tierras caribeñas, un lugar que adora. Esa intensidad es por un lado positiva, pero por otro lado deja entrever que le está costando de alguna manera, si bien en líneas generales está contenta y agradecida. Una vez la familia ha desembarcado en Curazao, los tres han recibido una cálida bienvenida por parte de la gobernadora, Lucille George-Wout, así como también de los isleños, que han hecho entrega a la Reina y a su hija de un ramo de flores, un gesto que se ha ido repitiendo a lo largo de sus dos visitas anteriores por Bonaire y Aruba.
Para esta ocasión, madre e hija se han decantado por dos estilismos a juegos, ambas apostando por un llamativo color rojo. Las dos han aprovechado sus horas en el barco para cambiar sus looks, llegando a su nuevo destino llenas de ilusión. En su recibimiento, se han reunido muchos nativos para darles la bienvenida a través de una cálida ceremonia. Su estancia en Curazao, además, es muy especial, pues es en este lugar donde los monarcas celebrarán su 21º aniversario de boda.