Pasadas las 10:00 horas en España, en Grecia era una hora más, el cortejo fúnebre partió hacia la Catedral Metropolitana, situada justo al lado. Junto al féretro de Constantino de Grecia iban sus hijos varones, el Príncipe Pablo, el Príncipe Nicolás y el Príncipe Philippos, que rezaron ante él y le presentaron sus respetos. Además, Pablo de Grecia, como jefe de la Casa Real Griega tras la muerte de su padre, se encargó de colocarse ante la puerta de la Catedral Metropolitana para recibir a los numerosos royals que acudieron al funeral de su padre.
No faltaron las Infantas Elena y Cristina, así como Irene de Grecia, que iba del brazo de su sobrina Cristina. Y por supuesto estuvieron Froilán y Victoria Federica, así como Juan, Pablo, Miguel e Irene Urdangarin, lo bastante mayores ya para estar presentes en el funeral de su tío abuelo. Las grandes y únicas ausentes fueron la Princesa Leonor y la Infanta Sofía. La Princesa de Asturias prosiguió con sus estudios en el UWC Atlantic College de Gales, mientras que su hermana se quedó en Madrid y fue con normalidad al colegio. Se pudo ver la buena relación entre la Familia del Rey y la Familia Real Griega, que fue muy cariñosa con los hijos varones de Constantino de Grecia.
A las 10:48 horas aparecieron los Reyes Guillermo Alejandro y Máxima de Holanda, acompañados por la Princesa Beatriz de Holanda, que siempre acompaña a los Reyes de Países Bajos en este tipo de actos. Para la ocasión, la Reina Máxima se colocó un velo negro. Llegó también Farah Diba, como representante de la Casa Real Iraní y sobre todo como amiga personal de la Reina Sofía, lo mismo que Noor de Jordania, que más que representar a la Casa Real Hachemí lo hizo para arropar a su amiga. En su caso, la Reina Noor fue acompañada de una de sus hijas, la Princesa Raiyah.
Alberto de Mónaco llegó antes de las 11:00 horas. Ni estaba Charlene ni se esperaba que acudiera, aunque sí podía haber ido Carolina de Mónaco como miembro de los Hannover. No hizo falta porque viajaron a Atenas Ernest August de Hannover y su esposa Ekaterina, así como Christian de Hannover y Sassa de Osma. Les acompañó la madre de ellos, Chantal Hochuli. De Ernesto de Hannover, padre de ellos y primo hermano de Constantino de Grecia, lógicamente ni rastro. Fue un gran ausente, pero era de esperar.
Los padres y la hermana de Nina Flohr, esposa de Philippos de Grecia, quiso estar presente en Atenas, al igual que los Reyes Felipe y Matilde de Bélgica. Simeón de Bulgaria, Radu de Rumanía y María de Rusia aparecieron juntos, quizás por aquello de ser representantes de tronos inexistentes de Familias Reales de fe ortodoxa. Como ausencias aquí la de Margareta, Custodia de la Corona Rumana, buena amiga de la Familia Real Griega pero que delegó en su marido, y Margarita de Bulgaria, que ya no acude a este tipo de actos.
Los aplaudidos Reyes Felipe y Letizia acapararon todas las mirada, sobre todo con la perla de la Reina Letizia y la curiosidad de su abrigo. Pablo de Grecia les saludó con mucho afecto y les hizo la reverencia. Una vez dentro, Doña Letizia lanzó un beso a sus sobrinos Marichalar y Urdangarin, que le respondieron con una sonrisa. Les siguieron Haakon y Mette-Marit de Noruega, que llegaron con la Princesa Marta Luisa. Aquí se echó de menos a Harald y Sonia de Noruega al ser los Reyes, pero no está Harald V para demasiados viajes. Además, teniendo en cuenta que Haakon y Mette-Marit se llevan muy bien con la Familia Real Griega, sobre todo con Pablo y Marie Chantal de Grecia, la representación no pudo ser más acertada.
De Reino Unido todo era una incógnita. Se decía que podrían ir la Princesa Ana y el Príncipe Eduardo, que Carlos III estaba descartado y que una opción viable era que viajara a Atenas el Príncipe Guillermo, ahijado del Rey Constantino. Finalmente fueron la Princesa Ana y Sir Timothy Laurense, siendo el Príncipe de Gales la ausencia más destacada del funeral. Mientras tanto, de Suecia llegaron los Reyes Carlos Gustavo y Silvia. Les quiso acompañar por sorpresa la Princesa Cristina, prima hermana de la Reina Ana María de Grecia, así que viajó a título personal con los Reyes de Suecia.
El Gran Duque de Luxemburgo no fue solo, pero no llevó con él a la Gran Duquesa María Teresa, otra importante ausencia. En su lugar estuvo su hermana Margarita de Luxemburgo, princesa de Liechtenstein por matrimonio, por lo que así de paso la Familia Principesca de Liechtenstein tuvo una buena representación. Por su parte, de Serbia, con mucha cercanía familiar con los griegos, estuvieron los Príncipes Alexander y Katherine.
Otra sorpresa llegó desde Dinamarca, o mejor dicho desde París. Estaba previsto que viajaran la Reina Margarita, su hijo Federico y su hermana Benedicta, pero fueron más. La Princesa Benedicta estuvo acompañada por su hija Alexandra zu Sayn-Wittgenstein-Berleburg, mientras que desde la capital francesa se trasladó Joaquín de Dinamarca, que quiso despedirse de su tío y arropar a sus primos griegos.
El discurso de Pablo de Grecia y la emoción de la Reina Ana María
Y por supuesto estuvo la Familia Real Griega en pleno. Además de Irene de Grecia y Miguel de Grecia, que llegaron antes, y de los Príncipes Pablo, Nicolás y Philippos, al templo llegaron juntos Alexia de Grecia y Carlos Morales con sus cuatro hijos, Arrietta, Anne-Marie, Carlos y Amelia Morales. La hija mayor de los Reyes de Grecia fue otra de las más aplaudidas. Juntos aparecieron también Tatiana de Grecia, Theodora de Grecia y Matthew Kumar y Nina Flohr, así como Olympia, Constantino Alexios, Achileas, Odysseas y Aristides de Grecia, hijos de Pablo y Marie Chantal de Grecia. Finalmente se vio llegar a la Reina Ana María con su nuera, Marie Chantal de Grecia. La viuda se colocó un colgante de cruz hecho de diamantes que había llevado en su enlace.
Todos ellos presentaron sus respetos ante el féretro de Constantino de Grecia, sobre todo una emocionadísima Ana María de Grecia, al borde del llanto tanto por el cariño expresado por la ciudadanía, como por el hecho de estar despidiendo al amor de su vida. A su lado tuvo a su hijo Pablo, con el que compartió confidencias mientras se celebraba una misa que tuvo como punto culminante las palabras del Príncipe Pablo, primero en griego y luego en inglés.
En sus palabras destacó su papel como rey y como campeón olímpico, pero sobre todo como marido, padre y abuelo. "Padre, este no es el final. Siempre vivirás en nuestros corazones y en nuestras mentes. La familia fue un valor fundamental para ti y nuestra madre. Creaste una gran familia unida por el amor y un gran sentido de amor hacia el país. En este día, todos nosotros somos el futuro de tu familia. Aquí en la madre patria y por todo el mundo. Mi fuerza está en el amor del pueblo, ese siempre ha sido tu lema y la guía principal de nuestra familia. Buen viaje", finalizó el jefe de la Casa Real Griega, cuyas palabras hicieron emocionar a la Reina Ana María, a Nicolás y Tatiana de Grecia y a las hijas de Alexia de Grecia.
Tras despedirse de los oficiantes de la ceremonia, el féretro partió hacia su último viaje, Tatoi. Se recogieron las flores, muguet o lirio del valle, las mismas de las que se compuso el ramo de novia de la Reina Ana María cuando se casó con Constantino de Grecia el 18 de septiembre de 1964, así como la medalla de oro de vela ganada en los Juegos Olímpicos de Roma 1960, el collar del Toisón de Oro de España, el de la Orden de los Santos Jorge y Constantino de Grecia o el de la Orden del Elefante de Dinamarca. A la salida, más gritos y aplausos para la Familia Real Griega y otros royals. Los griegos y los españoles pusieron rumbo a Tatoi para el entierro de Constantino de Grecia, un momento mostrado por la Casa Real Española y que dejó ver algunos detalles muy simbólicos.