ASÍ FUE

Así vivimos el Premio Planeta 2024: tarta de mentira, momentazos con Felipe y Letizia y el triunfo de la perseverancia

Aquí van detalles, anécdotas e información de lo ocurrido en la 73 edición del Premio Planeta, ceremonia en la que también se celebró el 75 aniversario del Grupo Planeta.

Guillermo Álvarez Corrales 17 Octubre 2024 en Bekia

Galería: Premio Planeta 2024

El 15 de octubre, la fecha de siempre por ser el día de Santa Teresa, nombre de la esposa del fundador del Grupo Planeta, José Manuel Lara Hernández, tuvo lugar la ceremonia de entrega del Premio Planeta. Se celebró en el Museu Nacional d'Art de Catalunya, en Barcelona, no como siempre, pero sí desde hace bastante tiempo al ser el mejor recinto posible para celebrar un evento de semejantes características.

La de 2024 fue la 73 edición. No era un número redondo, pero se le dio el máximo esplendor posible porque se aprovechó la ceremonia de entrega para celebrar que se cumplían 75 años desde la fundación del Grupo Planeta. Por ello, se invitó a los Reyes Felipe y Letizia, que de otro modo acuden cada cinco años. Estuvieron en 2021, y no les tocaba volver hasta 2026. Sin embargo, hicieron una excepción por un buen motivo, y desde luego dieron mucho juego.

Como ocurre con el Premio Planeta, los actos empezaron el día anterior con una rueda de prensa en la Llotja de Mar, en Barcelona, donde se rindió homenaje a los dos miembros del jurado fallecidos en los meses anteriores, Rosa Regàs y Fernando Delgado, y se dio la bienvenida a las nuevas incorporaciones, Luz Gabás, escritora y Premio Planeta 2022 por 'Lejos de Luisiana', y Eva Giner, rectora de la Universidad Internacional de Valencia.

Por la noche, cena en el restaurante Torre d'Alta Mar y al día siguiente por la mañana una visita al Museu Tàpies, de celebración por el centenario del pintor y escultor Antoni Tàpies. El sol no había caído todavía cuando hubo que ponerse en marcha para llegar al MNAC para la ceremonia. La cena era a las 21:00 horas, pero la presencia de los Reyes en ella obligaba a aparecer bastante antes. Una vez allí, no hubo rastro del cóctel habitual en el hall debido precisamente a la presencia regia. A cambio, cada invitado tenía unos canapés en su asiento y podías moverte en el espacio principal mientras se amenizaba la espera con música en directo.

Hacia las 21:00 horas hicieron su entrada Don Felipe y Doña Letizia, que previamente habían sido saludados por las autoridades y personalidades. Estaban José Crehueras, Presidente del Grupo Planeta, y su esposa, Columna Martí, que nunca fallan, así como Salvador Illa, Presidente de la Generalitat de Catalunya. Esto era desde luego noticia al suponer la vuelta de un presidente de Catalunya al Planeta, lo que agradeció Crehueras públicamente. Otras autoridades presentes fueron el Alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, y el Ministro de Cultura, Ernest Urtasun. Llamó la atención la ausencia de Yolanda Díaz, que no solía perderse la ceremonia, y que en esta ocasión no acudió.

Además, los Reyes saludaron en una sala preparada para la ocasión a presentadores como Matías Prats, Mónica Carrillo o Sonsoles Ónega, Premio Planeta 2023 y buena amiga de la Reina. Tanto es así que Doña Letizia sorprendió al acudir a la primera firma de libros en Madrid tras la publicación de 'Las hijas de la criada' en noviembre de 2023. Otros de los invitados fueron Eva García Saénz de Urturi y Carmen Mola.

Ya una vez en el gran salón en el que se celebró la gala, todo o casi todo el mundo, que éramos algo más de 1000 personas, nos pusimos de pie para aplaudir. Ya se habían servido agua, los vinos y el cava, pero no era momento de comer. Primero habló Crehueras, que agradeció el apoyo de los Reyes, y después dio paso a Felipe VI, que de manera excepcional pronunció un discurso en la gala del Planeta al tratarse del 75 aniversario. Con buena parte en castellano, pero también algunas frases en catalán, el Rey destacó la importancia del premio, el valor de la lectura y la difusión de la cultura.

Comenzó entonces la cena, que como es tradición, se va interrumpiendo por la presentadora Esther Vaquero y el resultado de las votaciones, que poco a poco van descartando las novelas. Mientras tanto, los invitados realizan una porra que quien esto escribe ganó una vez y no más. En esta ocasión, acerté la novela ganadora, la finalista, y la que quedó tercera, pero me dejé guiar por el criterio (malo, por lo que se ve), de cierta persona que sabe perfectamente quién es, y fallé (fallamos) el cuarto. A todo esto, la cena consistió en vichyssoise de pera asada con tartar de gamba roja y tomate como entrante, lubina a la catalana de segundo, y un postre que trajo tela.

Antes de servir la tarta, se fueron acercando las personas encargadas de servir la cena para indicar que iban a retirar el centro de mesa. Colocaron entonces una tarta falsa, con una vela para que todos y todas pudiéramos soplar las velas del 75 aniversario. Se dijo que efectivamente no era una tarta de verdad. Mientras la orquesta tocaba el cumpleaños feliz, nuestra mesa, donde por cierto estaba sentada Nieves Herrero, sopló la vela y brindamos con cava por la efeméride.

Unos momentos antes, a un buen número de mesas de distancia, la Reina cogió un cuchillo para intentar cortar la tarta falsa, ante lo que Don Felipe dio un 'manotazo' a Doña Letizia para que no rompiera la decoración. El motivo por el que intentó cortar la tarta es un misterio que no fue resuelto. Y llegó la tarta verdadera, un trozo para cada comensal de un pastel de aniversario de chocolate, vainilla y crocanti de frambuesa con un 75 dibujado.

Pero lo que todo el mundo esperaba no era la tarta, bueno o sí, cada uno tiene sus intereses, sino qué novela había ganado y cuál era la finalista. Carmen Posadas, miembro del jurado y encargada de dar los nombres como portavoz, hizo saber que la finalista era Beatriz Serrano con 'Fuego en la garganta', que se había presentado con el título de 'Milagro y el pseudónimo de 'Eutropio' y se ha llevado 200.000 euros. "Nunca me hubiese imaginado llegar aquí. Casi parece un fallo en 'Matrix'".

La finalista ha explicado que 'Fuego en la garganta' comienza en la década de los 90 del siglo XX y cuenta la historia de una niña llamada Blanca que vive en un barrio popular de Valencia, parecido al lugar en el que ella creció, y cuya madre abandona a la familia.

"Gracias o más bien por culpa de eso, Blanca descubre que tiene la capacidad de obrar milagros, aunque el primer milagro sea matar a una niña de la escuela que se reía de su situación familiar. Durante la novela vamos a ver crecer a Blanca, que llega a la adolescencia y pasa de ser una niña perfecta porque tiene mucho miedo al abandono a una adolescente conflictiva. Blanca, al final, como todos, es una chica solitaria que trata de conectar con los demás, que trata de sobrevivir", manifestó.

Inmediatamente después, se llamó a los Reyes para que entregaran el Premio Planeta 2024, que recayó en Paloma Sánchez-Garnica por 'Victoria'. La escritora, finalista del Premio Planeta 2021 con 'Últimos días en Berlín', fue proclamada vencedora tres años después, por lo que entre las dos ediciones ha ingresado 1.200.000 euros. Eso sí, como me recordó Luz Gabás en una entrevista tras ganar el Premio Planeta 2022, "la mitad es para Hacienda, que lo sepa la gente".

"¡Qué alegría! Soy el claro ejemplo de que persistir merece la pena. Le doy las gracias al jurado por considerar mi novela, esta vez sí, merecedora de este premio tan soñado y les aseguro que tan trabajado. Begoña, espero saber transmitirte el mismo cariño, el mismo respeto y la misma generosidad que recibí yo hace 3 años de mis chicos Mola. Ojalá sepa hacerlo", señaló la ganadora, que con los nervios se equivocó y llamó a la finalista Begoña en lugar de Beatriz.

Se acabó la cena, se entregó el premio, y antes de la rueda de prensa era el momento perfecto para acercarse a saludar a por ejemplo... ¿los Reyes de España? No fue difícil hacerlo. No estaban tapados por un muro de escoltas. Evidentemente había seguridad, como es lógico, pero los guardaespaldas dejaban acercarse a Don Felipe y Doña Letizia, que antes de irse no tuvieron reparo en dar manos, saludar y hacerse fotos con el que se lo pidió.

Y quien esto escribe lo pidió. Antes de ello fui sorprendido por la Reina, que se dio la vuelta, me miró y me dio la mano al tiempo que preguntaba "¿Qué tal?". Ante la sorpresa, le di la mano, comprobé que la da con fuerza y firmeza, como tiene que ser, pero tampoco es para tanto como decían algunos. Después de ejercer como fotógrafo con varias personas que querían una instantánea con Doña Letizia, pensé que era mi turno. Sin embargo, la Reina vivió su particular momento fan al ver a Luis del Olmo. Salió detrás de él al grito de "Luis", y se puso a hablar animadamente con el periodista, al que está claro que admira.

Mientras tanto, Don Felipe se encontraba muy cerca, y junto a cierta persona anteriormente citada, nos acercamos con él, le pedimos una foto, y aunque casi no sale en dos ocasiones, al cambiar de móvil, hubo foto para el recuerdo y un gran agradecimiento con Su Majestad. Después, seguridad indicó amablemente que era el momento de despejar la zona. Los Reyes, que habían sido muy majos y cercanos, se tenían que ir, y bueno, los periodistas también porque iba a empezar la rueda de prensa.

La ganadora y la finalista hablan de sus novelas

Beatriz Serrano, muy emocionada al convertirse en finalista, contó que "tenía muchísimas ganas de escribir una novela iniciática, entre otras cosas porque me parece que en España tenemos una cantidad de novelistas que han escrito esto a las que admiro muchísimo, desde 'Entre visillos' de Carmen Martín Gaite, a 'Nada' de Carmen Laforet, hasta ejemplos más recientes como pueda ser 'La mala costumbre' de Alana Portero. Había querido explorar una infancia y una adolescencia un tanto duras, lo que pasa que también quería utilizar algunos elementos menos propios quizás de ese tipo de historias".

"Me daba la sensación de que no sé si en mi generación muchas veces caemos en el error de que cuando tenemos algo bueno o cuando hacemos algo bueno dentro de nosotros parece que no cuenta lo mismo si no cuentas las cosas buenas que haces o las cualidades que tienes. Entonces por eso se me ocurrió un poco la idea de los milagros. Creo que es un tema que si lo pongo al lado de mi anterior novela puede parecer muy distinto, pero creo que hay algunos temas como el sentirse fuera de la norma, el no encajar, el intentar encajar a pesar de todo y el buscar a personas que puedan ayudarnos a sentirnos completos de alguna forma o ayudarnos a sentirnos válidos. Creo que eso está ahí igual que estaba en el libro anterior", comentó también con una referencia a 'El descontento', su novela debut.

Después fue el turno de Paloma Sánchez-Garnica, que comentó que "'Victoria' es una novela de lazos familiares, de superación, de supervivencia, de búsqueda de la justicia, de búsqueda de la verdad, aunque la verdad traiga consecuencias terribles. Se trata de la historia de tres mujeres, dos hermanas, Victoria y Rebeca, y de la hija de Victoria, que en el momento en el que empieza la novela tiene cuatro años. Estas tres mujeres tratan de sobrevivir en un Berlín derruido, arruinado, hambriento y ocupado por los vencedores justo después de la Segunda Guerra Mundial. Se cruzan en su camino dos hombres que van a determinar su vida, su destino. Una terminará en Rusia, y la otra en Estados Unidos, en los Estados Unidos de finales de los cuarenta, principios de los cincuenta, con las leyes de segregación racial y sobre todo con el macartismo", declaró una nerviosa Paloma Sánchez-Garnica.

"Cuando terminé 'Últimos días en Berlín' es cierto que tenía la necesidad de explicar, de entender, de comprender. Esos primeros años de la Guerra Fría. Los alemanes dejan de ser enemigo y empiezan a fraguarse los dos bloques. Los nuevos enemigos, Estados Unidos y la Unión Soviética. ¿Cómo se va fraguando eso en ese Berlín? Primero hasta el año 49, el bloqueo de Berlín. Y luego ya el otro escenario que era para mí también interesante era el profundo sur de Estados Unidos con esos prejuicios raciales, las leyes de segregación racial, y elegí Tuskegee, en Alabama, porque ahí se desarrolló en los años 40 un estudio clínico con hombres negros pobres sobre los efectos que provocaban su cuerpo la sífilis. Tuskegee se conecta también con lo que pasó en el Holocausto en la Segunda Guerra Mundial con los nazis. Y luego en Nueva York, el macartismo, el gigante de persecución que no empezó con McCarthy ni terminó con él".

Berlín es una ciudad en la que ha pasado de todo. El siglo XX desde los años 20, los años 30, los años 40 hasta finales del 90 han pasado tantas cosas. Cada rincón de Berlín tiene una historia y como he dicho antes de cada novela me surge otra. Cuando estaba escribiendo 'Últimos días en Berlín' y terminé tuve la sensación, la necesidad de continuar sabiendo qué pasó a partir de ese año, ese mayo del 45, ese junio del 45. ¿Qué pasó con esos ciudadanos de Berlín? Como se vieron no solamente ocupados en el territorio por parte de los vencedores, en las instituciones se intentaron ocuparlos y se hicieron dueños de sus propias vidas. Y me fascinó ese momento", declaró la autora.

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"Lo que pasa es que luego se me cruzó una lectura en la que aparece Estados Unidos y la historia me va llevando a ese lugar un poco en paralelo porque lo que pasaba en Tuskegee en el año 1947 después de la sentencia de los juicios de Nuremberg a los médicos nazis se establece el código de Nuremberg en el que se garantizaba los derechos a los pacientes que entrasen en un ensayo y se aplica a nivel mundial. Pero en Tuskegee se sigue manteniendo ese horror porque eran unos 400 hombres negros pobres contagiados, la mayoría de civiles. Ellos no sabían que estaban contagiados y les decían que estaban tratándoles en la mala sangre en general y lo único que estaban haciendo era que no les estaban tratando y veían cómo evolucionaba la enfermedad en sus cuerpos. Esto no acabó hasta los años 70", dijo también la flamante ganadora del Premio Planeta 2024.

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