En el caso de la Familia Real española, en ningún momento se dudó de la presencia de los Reyes Felipe VI y Letizia en el funeral de estado en memoria de Isabel II. De hecho, ya participaron en el servicio religioso que se ofreció por el alma del Duque de Edimburgo un año después de que tuviera lugar su muerte. Sin embargo, había un nombre que sobrevolaba en el ambiente: Juan Carlos I. El Rey emérito, que reside en Abu Dabi de forma permanente y estable desde agosto de 2020, siempre mantuvo grandes lazos personales y políticos con la Reina Isabel II, por lo que sería lógico que participase en la despedida.
La Casa Real española informó que sus homólogos británicos habían remitido invitaciones para el funeral de estado en honor de la Reina fallecida, siendo entonces cuando se despejó la gran duda: los Reyes eméritos también estaban invitados. Aunque en un primer momento se afirmó que Juan Carlos I no acudiría, ya que así se lo había comunicado a su amigo, el periodista Carlos Herrera, finalmente se retractó y decidió confirmar su presencia. A pesar de las presiones del Gobierno español, el Rey emérito volvía a la vida pública para despedirse de Isabel II, acompañado de la Reina Sofía y como si nada hubiera ocurrido en todo este tiempo. Muchos se preguntaron por qué tenía que acudir al funeral, dado que ponía en un compromiso a su hijo, pero son varias las razones que justifican su presencia en este histórico acto.
Los lazos de sangre de los Borbones y los Windsor
El sucesor de la Reina Victoria, Eduardo VII de Reino Unido, se casó con Alejandra de Dinamarca, con quien tuvo seis hijos. Su primogénito falleció, por lo que a su muerte fue sucedido por el segundo varón, Jorge V, quien estaba casado con María de Teck y era el abuelo paterno de Isabel II, ya que su hijo fue Jorge VI, padre de la Reina. Por tanto, Victoria de Reino Unido era su tatarabuela. En cuanto a por qué lo era también de Juan Carlos I, la Princesa Beatriz, hija de la Soberana británica, contrajo matrimonio con Enrique de Battenberg, con quien tuvo una hija, Victoria Eugenia de Battenberg, a quien casaron con Alfonso XIII de España, abuelo paterno del Rey emérito.
En definitiva, Isabel II de Reino Unido y Juan Carlos I de España son primos cuartos gracias al familiar común que les une, nada más y nada menos que la Reina Victoria, su tatarabuela. Este lazo justifica la presencia de "Juanito", como así se refería la Soberana al Rey español en confianza, en el funeral de estado que se celebrará el 19 de septiembre de 2022 en la Abadía de Westminster en honor de su prima Lilibeth. A pesar de la amistad que unía a ambos monarcas, este parentesco también habrá influido en la invitación remitida al emérito para asistir a la celebración.
El Rey emérito es miembro de la Orden de la Jarretera
La Orden de la Jarretera es una de las órdenes de caballería en activo más antiguas del mundo, la más importante de Reino Unido y tiene al Rey británico como máximo dirigente, en calidad de Soberano de la misma. Además de sus 24 miembros, existe la posibilidad de que monarcas de otros reinos sean designados caballeros extranjeros, formando parte su lista Juan Carlos I desde 1989, así como Felipe VI desde 2019. Entre otros aspectos, este nombramiento da derecho a que sus armas reales cuelguen de una bandera en el interior de la Capilla de San Jorge del Castillo de Windsor, teniendo reservado un asiento con carácter vitalicio en la sillería de la misma.
Actualmente, son ochos los royals que forman parte de la Orden de la Jarretera como caballeros o damas extranjeros: la Reina Margarita II de Dinamarca, el Rey Carlos XVI Gustavo de Suecia, el Rey Juan Carlos I de España, la Princesa Beatriz de los Países Bajos, el Emperador Akihito de Japón, el Rey Harald V de Noruega, el Rey Felipe VI de España y el Rey Guillermo Alejandro de los Países Bajos. Todos ellos acudirán al funeral de Isabel II, no solo por ser parte de al realeza, sino también por ser miembros que acuden a despedir a la que ha sido durante 70 años Soberana de la orden a la pertenecen.
Por tanto, sería un error protocolario que el Rey emérito español no acudiera al funeral en calidad también de caballero extranjero de la Orden de la Jarretera, motivo que justifica también su presencia en él. Aunque en 2014 abdicase el trono, como también hizo Beatriz de Holanda un año antes, este nombramiento es vitalicio, por lo que ambos siguen formando parte de esta centenaria institución hasta su muerte, con los derechos que ello conlleva. No obstante, el Soberano británico tiene la potestad de retirarla si el caballero o dama presentase un comportamiento deshonroso. Aunque esto se especuló en 2020 cuando Juan Carlos I fue señalado por corrupción, nunca llegó a suceder, como tampoco ha ocurrido con el Príncipe Andrés, que forma parte de la misma como caballero real y se ha visto involucrado en un caso de abusos sexuales.
Juan Carlos I e Isabel II fueron reyes contemporáneos
Tendrán que pasar muchas décadas para que un monarca británico pueda superar el récord de Isabel II: más de 70 años sentada en el trono, si es que alguna vez hay algún rey que llega a vencerlo. A lo largo de sus 96 años de vida, la Reina fue testigo de numerosos acontecimientos mundiales, como la Segunda Guerra Mundial, estrechó la mano de quince Primeros Ministros o ha visto el relevo de siete papas de la Iglesia Católica. Sin embargo, también ha presenciado en la distancia los grandes cambios políticos acontecidos en España a lo largo del último siglo, que no son pocos.
Cuando la entonces Princesa Isabel nació el 21 de abril de 1926, en España todavía sostenían la corona Alfonso XIII y Victoria Eugenia de Battenberg. Faltaban todavía cinco años para que la Familia Real británica tuviera que asistir al exilio de sus primos españoles tras la proclamación de la Segunda República. Del mismo modo, presenció desde las islas británicas la Guerra Civil española y el posterior establecimiento de la Dictadura franquista, así como la restauración monárquica en la figura de su primo Juanito tras la muerte de Franco en 1975, y la consiguiente implementación de la democracia.
Por tanto, y hasta su muerte el 8 de septiembre de 2022, la Reina Isabel II era uno de los pocos testigos vivos que había presenciado todos los cambios políticos vividos en España a lo largo del último siglo. Cuando Juan Carlos I se convirtió en Rey, la relación entre los reinos español y británico se afianzó, a pesar de las diferencias que siempre mantuvieron por Gibraltar, "el único problema que queda entre nosotros", llegó a afirmar la Soberana durante su visita a España en 1988. Dos años antes, los monarcas españoles ya habían estado en las islas británicas, un viaje de estado histórico ya que hacía más de 80 años que un Rey español no pisaba suelo inglés.
"Juanito, no abdiques nunca. Un Rey debe morir siendo el rey", fue el consejo que Isabel II le dio a su primo cuarto en el momento que se anunció su abdicación en 2014. A pesar de ello, lo hizo, y de los 70 años de reinado de la legendaria Reina, 39 de ellos con Juan Carlos I sentado en el trono de España. Por tanto, haber compartido este período de la historia también entra dentro de los motivos que justifican la presencia del Rey emérito en el funeral de estado de su prima Lilibeth, ya que ambos han sido dos figuras políticas trascendentales en el siglo XX, con independencia del legado personal que cada uno de ellos deja para la historia.