El asunto Sussex nunca termina de dejar de colear. El tiempo pasa y parece quedar ya muy atrás todo lo que supuso la salida del Príncipe Harry y Meghan Markle de la Casa Real Británica. Aquello ocurrió en 2020. Después llegó la pandemia y los Sussex se instalaron en Estados Unidos de forma permanente. La entrevista de Oprah Winfrey, el documental de Netflix o las memorias del Príncipe Harry no ayudaron a volver a establecer puentes, algo todavía más difícil tras la muerte de la Reina Isabel II, que aunque siempre defendió la Monarquía, no podía obviar el profundo amor que sentía por su nieto Harry.
Sin embargo, aunque a Carlos III le gustaría recuperar su vínculo con su hijo pequeño y ver más a sus nietos Archie y Lili, sabe que no es fácil, empezando por los problemas de residencia. El Monarca indicó a Harry y Meghan que debían dejar disponible Frogmore Cottage, por lo que se quedaban sin una residencia en Reino Unido. A ello se unió la disputa del Príncipe Harry con el Ministerio del Interior por su protección y la de su familia en sus visitas a territorio británico.
El asunto de la residencia no complicaba solo las visitas, sino el papel del Duque de Sussex como Consejero de Estado, un honor para el que se exige tener una residencia en Reino Unido. Estas personas son las que pueden sustituir al Monarca en caso de indisposición o ausencia y solo pueden ser las cuatro primeras personas mayores de 21 años que aparecen en la línea de sucesión al trono más el consorte del Rey o de la Reina. Por ello, pertenecen a él tanto el Príncipe Harry, como el Príncipe Andrés, ambos fuera de la Casa Real Británica por motivos distintos, así como la Princesa Beatriz, que nunca formó parte de ella.
Ya con Carlos III como Rey se solicitó al Parlamento que se incluyera a la Princesa Ana y al Príncipe Eduardo como Consejeros de Estado al ser sus hermanos y sí representar a la Corona, aunque ambos tengan un lugar alejado en la línea de sucesión. Se tenía así la posibilidad de tirar de ellos si estaban fuera del país tanto los Reyes Carlos y Camilla como el Príncipe Guillermo, y al mismo tiempo no se expulsaba ni al Duque de Sussex ni al Duque de York, evitando así más conflictos.
Ni casa, ni visita
El asunto no quedaba cerrado, porque tras no tener una dirección fija en Reino Unido, el Príncipe Harry no cumplía con los requisitos, por lo que se publicó en The Times que el Rey había pensado permitir que el Príncipe Harry se quedara en Kensington Palace durante sus visitas, y así poder poner esa dirección para poder ser Consejero de Estado. Sin embargo, no es así. La Casa Real Británica negó que el Monarca vaya a ceder alguno de los apartamentos del citado palacio londinense a su hijo, aunque tampoco se plantea despojar al Príncipe Harry de un papel que difícilmente llegará a cumplir. Quizás por eso, porque es poco probable que el Duque de Sussex sustituya al Rey, se ha preferido dejarlo todo como está.
Este desmentido llegó después de que se supiera que el Príncipe Harry había solicitado quedarse en Windsor Castle durante su breve paso por Reino Unido para los WellChild Awards, entregados por la entidad que tiene como patrón al Duque de Sussex. Se le comunicó que si deseaba alojarse en una propiedad real o visitar al Rey, debía avisar con suficiente antelación. Finalmente, se quedó en un hotel, pero se desplazó a la Capilla de St George para visitar la tumba de la Reina Isabel II en el primer aniversario de su muerte.
Al Príncipe Harry, que había expresado su deseo de ver a su padre y pasar algo de tiempo con él, se le dijo que sí podría verle, pero que estaba en Balmoral. Por ello, debido a que el Duque de Sussex estuvo brevemente en Reino Unido al tener que viajar enseguida a los Invictus Games de Düsseldorf, la visita no se realizó por falta de tiempo.