Hay una serie de actos a lo largo del año que tienen más relevancia que otros debido a su importancia institucional o simbólica. Para la Casa Real Británica nada puede superar a actos como Trooping the Colour o la Apertura del Parlamento. Esta última cita siempre ha contado con la presencia de Isabel II desde que accedió al trono salvo en 1959, cuando estaba embarazada del Príncipe Andrés, y 1963, cuando esperaba al Príncipe Eduardo. En 2020 no hubo ceremonia por el confinamiento. No faltó tampoco en 2021, con la muerte del Duque de Edimburgo muy reciente y la pandemia todavía en un punto álgido. De hecho, ella fue la única que estuvo exenta de llevar la mascarilla. En aquellos tiempos su salud no se había resentido y no era tan extraño ver a la Monarca en actos presenciales, siempre y cuando la situación de la pandemia lo permitiera.
Pero todo ha cambiado en 2022, y la Reina Isabel ya no es la que era. Desde el otoño de 2022 su salud ha experimentado una serie de problemas, sobre todo de movilidad, que han provocado que sus apariciones públicas sean una excepción y que cuando logra acudir, todo se planifique al milímetro para evitar cualquier riesgo. Así se hizo en el homenaje al Duque de Edimburgo en la Abadía de Westminster, donde la Reina caminó lo mínimo posible, y así vuelve a ser en la Apertura del Parlamento.
Esta ceremonia de enorme relevancia marca el inicio de un año parlamentario y sirve como recordatorio de la unidad de las tres partes constitutivas del Parlamento: el Monarca, la Cámara de los Lores y la Cámara de los Comunes. En ella, la Reina lee el Discurso desde el Trono en la que se establece la agenda del Gobierno y los planes legislativos más importantes. Y eso es lo que espera hacer en la Apertura Estatal del Parlamento 2022, aunque con una serie de ajustes para que sea posible una presencia que siempre hay que poner en duda.
La Reina tiene que viajar desde Windsor Castle hasta Buckingham Palace para prepararse. Desde allí toma un coche hasta el Palacio de Westminster en Londres. Debe caminar por tanto desde donde le deja el vehículo hasta la entrada, desplazarse hasta la Cámara de los Lores y luego subir las tres escaleras que le llevan hasta el trono, su trono, donde pronuncia el discurso. Por supuesto no hará uso del carruaje, lo que ya ha quedado apartado para ella porque no le resulta cómodo. Tampoco lleva la Corona Imperial o la Túnica de Estado debido a un peso que la Monarca ya no puede soportar. Se entiende que usará el ascensor en lugar de las escaleras, como hace desde 2016. Además, la ceremonia militar será más reducida que anteriormente, pero con la misma pompa de siempre, para aligerar el acto.
El plan alternativo
Como señala Daily Mail, hay por supuesto un plan b establecido para todos los actos presenciales en los que se anuncia la presencia de la Reina Isabel. Como sus compromisos no se confirman hasta ese mismo día, todo se tiene que preparar para que sea sustituida. En este caso, la Casa Real Británica lo tiene todo planeado para que el Príncipe de Gales pueda acudir y leer el discurso en caso de que la Reina no pudiera estar presente.