La Princesa Leonor estuvo acompañada de toda la Familia Real así como de otros familiares paternos y maternos.
La Princesa Leonor ha recibido el Toisón de Oro que le entregó el Rey Felipe con motivo de su 10 cumpleaños y que dispuso que le fuera entregado en una ceremonia solemne celebrada en el Palacio Real el 30 de enero de 2018, fecha en la que el Monarca festeja su 50 cumpleaños.
Con unos 80 invitados, acudieron desde el Presidente del Gobierno, pasando por la Presidenta del Congreso, el Presidente del Senado, el Presidente del Tribunal Constitucional y el Presidente del Tribunal Supremo, representando así a los tres poderes del Estado. No faltaron la Vicepresidenta, así como los tres caballeros del Toisón que viven en España: Javier Solana, Víctor García de la Concha y Enrique V. Iglesias.El Duque de Calabria, primo del Rey, el Duque de Híjar, miembro de la Casa de Alba fueron otros de los presentes, además 20 niños de entre 11 y 14 años, uno por cada Comunidad Autónoma más Ceuta y Melilla más un alumno de educación especial.
La Princesa de Asturias ha estado acompañada por su padre, que fue quien le entregó el Toisón de Oro, de la Reina Letizia, la Infanta Sofía y de los Reyes Juan Carlos y Sofía, todos ellos con silla reservada en el lugar de honor en el Salón de Columnas del Palacio Real.Muy cariñosa con sus familiares
En primera fila se sentaron otros familiares de la Princesa Heredera como la Infanta Elena, la Infanta Margarita y Don Carlos Zurita, Duques de Soria y de Hernani. La gran ausente fue la Infanta Pilar, así como la Infanta Cristina, aunque esta última ni estaba, ni se le esperaba.
Además, la Princesa Leonor estuvo arropada por sus otros abuelos, Paloma Rocasolano y Jesús Ortiz. Además, también acudió Ana Togores, esposa de Jesús Ortiz. Los tres estaban muy emocionados ante la importancia del evento, y recibieron los besos de la Princesa de Asturias, que saludó uno por uno a los invitados que estaban en primera fila. En un momento dado se pudo ver además a Paloma Rocasolano casi con lágrimas en los ojos al ver el honor recibido por su querida nieta, a la que está muy unida.