Un perfil de la familia monárquica española que, hasta entonces, había pasado prácticamente desapercibido, a diferencia de su hermano Froilán, y que ahora empieza a ocupar titulares un tanto interesantes. Y uno de los motivos que empujan a ello resulta ser la relación familiar que comparte con su madre, la Infanta Elena. De esta forma, y teniendo en cuenta la edad tan delicada en la que se encuentra la pequeña Victoria Federica, no resulta nada extraño que las diferencias y algún que otro rifirrafe esté marcando la presencia pública de esta madre y esta hija...
Dos auténticas gotas de agua
Aunque antes de profundizar en temas mucho más personales, no hay que olvidar que si algo les hace ser prácticamente iguales es el inminente parecido que la Infanta Elena y su hija Victoria de Marichalar comparten. Imposible negar el parentesco que les une, su gran parecido físico les delataría. Y parece que a medida que la nieta del Rey Juan Carlos se hace más mayor se incrementan los rasgos que les hacen ser increíblemente iguales. Una indudable similitud que también se apreciaba cuando era más pequeña, aunque también se dejaba entrever algún que otro rasgo físico que recordaba a su padre, Jaime de Marichalar.
Aunque en lo que estilo y elegancia se refiere, parecen haber sido sus dos abuelas, la Reina Sofía y la condesa viuda de Ripalda, las han impregnado de elegancia y gusto por la moda a Victoria de Marichalar. Y como muestra de ello, la celebración del 18 cumpleaños de la sobrina de los Reyes de España, donde dio muestras del estilo que le caracteriza. Por otro lado, su estilizada figura viene por parte de su familia paterna, y de hecho los Marichalar han comentado que Victoria Federica tiene mucho que ver con su abuela, la fallecida Concepción Sáenz de Tejada.
Pasión taurina
Pero más allá del físico, doña Elena y su hija Victoria Federica también comparten muchas aficiones. Una de ellas, y la que quizás haya marcado más la infancia de la nieta del Rey Emérito y la madre de esta, es su gran pasión por las corridas de toros. Y es que posiblemente en las plaza de toros sea donde más se haya podido ver la evolución de Victoria Federica, que lleva disfrutando de esta tradición junto a toda su familia desde bien pequeña. Es más, más allá de formar parte de uno de sus hobbies favoritos, los toros también le han llevado a conocer a quien se le conoce como una de sus primeras relaciones, el torero Gonzalo Caballero, y a su gran amigo Roca Rey. Quien sabe si su futuro no acabará marcado por esta tradición...
La rebeldía de Victoria de Marichalar
Sin embargo, algunas de las apariciones en público de la Infanta Elena y su hija Victoria Federica han estado marcadas por más que meras aficiones. Tomando el relevo de su hermano Froilán, aunque con una actitud mucho más discreta, la nieta del Rey Juan Carlos ha cogido el testigo de la Borbón más revolucionaria del momento. Al menos, así lo ha demostrado en sus últimas apariciones públicas junto a su madre, donde ambas han protagonizado escenas un tanto embarazosas.
La más sonada de ellas se producía en mayo de 2019 en la ciudad de Sevilla, a la madre e hija se trasladaban para celebrar la exhibición de Enganches de la Maestranza. Festejo en el que, además, Victoria Federica ejercía de madrina, mostrándose feliz y orgullosa de tomar cierto protagonismo en un lugar tan significativo para ella -debido a su pasión por los toros-.
Así, alojadas en el lujoso hotel Alfonso XIII de la capital hispalense, madre e hija protagonizaban una escena bochornosa en uno de los ascensores, donde Doña Elena le llegaba a decir a su hija, enfadada y con testigos presentes, que estaba "despendolada" y se encontraba "harta" de su actitud. Aunque esta no ha sido ni la primera ni la última vez que hemos sido espectadores pasivos de acontecimientos de este tipo. Pocas semanas después de este pequeño altercado, la Infanta Elena volvía a llamar la atención a su hija en público por un pequeño descuido, en el que se podía ver a la joven mostrando una pequeña parte del sujetador. Algo que no pareció gustar mucho a su madre...