Las hermanas del Príncipe Alberto de Mónaco provocaron con su distanciamiento que sus hijos apenas se conocieran.
Aunque el tiempo todo lo cura y hasta es posible que los mayores enemigos terminen llevándose, Alberto de Mónaco recordará con dolor cómo tuvo que ejercer de mediador entre su hermana mayor y su hermana pequeña. La Princesa Carolina y la Princesa Estefanía se han llevado muy mal durante muchos años, siendo todas unas enemigas íntimas que apenas intentaban disimular sus disputas.
En la madurez, ambas han hecho un ejercicio de acercamiento y se llevan más o menos bien, como ha quedado acreditado en las bodas de sus respectivos hijos, pero cuando precisamente sus vástagos eran pequeños, tenían tanto rencor que los primos apenas tenían relación entre sí.Primos que apenas se conocían
Pilar Eyre recuerda en su blog una conversación que mantuvo con un camarero español en el Sporting Club de Monte-Carlo. Esta persona le contó que la Princesa de Hannover y la Princesa Estefanía tenían tan pocas ganas de verse que el personal tenía que avisar si estaba la una o la otra para así no coincidir.
Lo peor es que su rencor afectó a sus respectivos hijos. El camarero le contó que había visto a los vástagos de la Princesa Carolina y a los de la Princesa Estefanía con sus niñeras y que no se hacían caso. ¿La razón? No sabían que eran primos. Afortunadamente esta situación no duró mucho, y hace mucho tiempo que los Casiraghi-Hannover y los Ducruet-Gottlieb tienen muy buena relación entre sí.