Después de despuntar en Ginebra en el balonmano -deporte en el que destacó su padre como profesional-, ha sido fichado por la Bundesliga alemana, por lo que ha tenido que hacer las maletas para dejar el país en el que lleva años viviendo y ver cómo su sueño se cumple. está claro que seguro que no ha sido una decisión fácil, y más teniendo en cuenta los duros momentos que atraviesa la familia. Ahora se ha tenido que separar de su madre y de sus hermanos con la vista puesta en un futuro muy prometedor, pero que también tiene sus contras. El deporte profesional requiere mucha disciplina y dedicación, así que ahora le tocará esforzarse al máximo.
De momento, todos están esperanzados en que Iñaki Urdangarin consiga muy pronto la libertad como ha sido pedida. Mientras, la Infanta Cristina procura ver a su marido siempre que puede, intentando ser discreta a la vez que cumple con sus responsabilidades familiares y se encarga del resto de sus hijos, que aún requieren de su atención.
Un legado familiar que sí que es admirado
Igual que su hermano Juan, Pablo Urdangarin tuvo la oportunidad de visitar a su padre el pasado mes de junio, y quien sabe si no ha sido él el que le ha empujado a cumplir su sueño. Fue en 1986 cuando Iñaki Urdangarin comenzó a hacerse un hueco en el balonmano, antes de que la hija del Rey Juan Carlos entrase en su vida. Comenzó a despuntar con 18 años, un año más que la edad que actualmente tiene su hijo Pablo.