La cena de gala en honor a Ingrid Alexandra de Noruega por su 18 cumpleaños reunió el viernes 17 de junio de 2022 en el Palacio Real de Oslo a casi 40 miembros de la realeza, un encuentro con miembros de tres generaciones que sirvió además para que se mostrara una foto histórica con cinco herederos o futuros herederos de Europa.
La Princesa Ingrid Alexandra de Noruega posó junto a la Princesa Elisabeth de Bélgica, la Princesa Amalia de Holanda, la Princesa Estelle de Suecia y el Príncipe Charles de Luxemburgo. De las cuatro princesas, tres de ellas lucieron tiara por primera vez si no se cuenta que horas antes se había distribuido un posado de la hija de Haakon y Mette-Marit de Noruega debutando con tiara. En su caso es la Boucheron, que perteneció a su tatarabuela, Ingeborg de Suecia, y fue comprada por el esposo de esta, el Príncipe Carlos de Suecia.
No había dudas con la tiara con la que debutó la Princesa de Orange. Amalia de Holanda apostó por la tiara de estrellas que había llevado su madre, Máxima de Holanda, en su boda con Guillermo Alejandro de Holanda, una pieza que perteneció originalmente a Sophie de Württemberg, Reina consorte de Países Bajos como esposa del Rey Guillermo III.
Un regalo de sus padres
La sorpresa llegó de la mano de la joya que adornó la cabeza de la Duquesa de Brabante. Se trataba de una tiara de origen desconocido de la que la Casa Real Belga se limitó a decir que fue un regalo de los Reyes Felipe y Matilde de Bélgica a su hija por su 18 cumpleaños, una pieza que llegó al joyero real belga por tanto en octubre de 2019 y que no había podido lucir públicamente hasta la cena de gala en honor a Ingrid Alexandra de Noruega. Añadieron que era una joya antigua comprada para ella y que se quedará en la familia.
Pero Russian Treasure, cuenta especializada en las joyas de las Romanov, ha arrojado luz sobre el previsible origen de esta tiara. La Zarina Alexandra tuvo una joya idéntica con 11 perlas en forma de pera que le fue regalado por el Zar Nicolás II en 1897. La pieza fue encontrada por los bolcheviques en 1933, 15 años después de haber asesinado a la Familia Imperial. El diseño no fue único porque se le parece mucho a una tiara que lució la estadounidense Lady Evelyn Vestey, casada con el I Barón Vestey y que aparece en 1925 con una tiara que parece ser la que acabó en manos de Elisabeth de Bélgica. Así, la tiara de Lady Evelyn Vestey, que se habría inspirado en la de la última Zarina, tiene todas las papeletas para ser la que Felipe y Matilde de Bélgica regalaron a su hija.