Cambió de idea
Sin embargo, al final de la vida de la Reina Isabel se acercó más a Windsor Castle, que la Reina Isabel y el Duque de Edimburgo convirtieron en residencia permanente desde el comienzo de la pandemia. No era Carlos especialmente fan de este lugar, debido entre otras cosas al ruido que soporta la zona por la cercanía del aeropuerto de Heathrow. Sin embargo, venció su resistencia y se quedaba a pasar la noche si al día siguiente tenía un acto en Windsor, lo que le permitió pasar más tiempo con su madre.
Ahora que la Reina Isabel ya no está y que Carlos es el Rey, y por tanto dispone a su voluntad de Windsor Castle, ha decidido apostar por el castillo habitado más grande del mundo. Como señala Daily Mail, ha ordenado que se reformen los apartamentos privados de la Reina Isabel II, al tiempo que se instó al personal a guardar pertenencias de la Monarca.
El Monarca ha querido además predicar con el ejemplo. Hablaba del cambio climático y de la necesidad de ser sostenibles cuando apenas nadie lo hacía. Y si ya hace mucho que puso en práctica sus ideas en Highgrove, ha querido hacer lo mismo en Windsor Castle, que desea que sea cero emisiones en 2030. La granja de Windsor es orgánica, se han plantado más árboles y setos en la zona y la residencia se calienta con energía renovable. A ello se suma la instalación de puntos de carga para coches eléctricos. Todo para hacer de Windsor un lugar más sostenible.