Isabel II decidió tomar cartas en el asunto tras la entrevista. Después de que parte de su equipo la viera y redactara informes, hubo reuniones presenciales y telemáticas en las que participaron, además de la Reina, el Príncipe Carlos y el Príncipe Guillermo. Cuando todo estaba claro y más reposado fue cuando se emitió el comunicado, en el que se puso de manifiesto que se ha tomado nota de las acusaciones de racismo y que el tema se va a tratar, pero va a manejarse en privado. Es por eso que la propia Reina va a tomar la iniciativa y va a interrogar a al menos los miembros principales de la Casa Real Británica.
Silencio desde Buckingham Palace
Si bien el Príncipe de Gales y el Duque de Cambridge están muy molestos, la Reina, que también lo está en cierto sentido, no quiere dejarse llevar y desea si no una reconciliación, sí una cierta paz con los Duques de Sussex. Por ello, y aunque hay quien quiere contestar o refutar lo que han dicho en la entrevista con Oprah Winfrey, la Reina prefiere imponer la ley del silencio para no echar más leña el fuego. Desea que el asunto se trate en familia y en privado, lo que no ha evitado que sí haya habido alguna que otra filtración. Por su parte, los Sussex han mostrado su disposición a callar sobre estos asuntos. Querían dar la entrevista para contar su experiencia, pero no desean montar una telenovela por capítulos. Después de hablar, toca callar.