La Reina Isabel puede estar entre dolida y escandalizada por la entrevista que el Príncipe Harry y Meghan Markle concedieron a Oprah Winfrey. Sin embargo, es una abuela que todo lo perdona a su querido nieto Harry, al que pase lo que pase sigue considerando, junto a la Duquesa de Sussex y Archie, miembros muy queridos de su familia, lo que repite siempre en los comunicados.
Quizás por ello, y a pesar del daño reputacional que supone una entrevista como esta, que ha supuesto que unos se pongan de un lado y otros de otro, la Monarca tiene claro que la paz es el único camino posible y que si bien el encaje de los Sussex en la Casa Real Británica no salió bien, eso no quiere decir que la ruptura tenga que ser familiar y permanente.
Isabel II decidió tomar cartas en el asunto tras la entrevista. Después de que parte de su equipo la viera y redactara informes, hubo reuniones presenciales y telemáticas en las que participaron, además de la Reina, el Príncipe Carlos y el Príncipe Guillermo. Cuando todo estaba claro y más reposado fue cuando se emitió el comunicado, en el que se puso de manifiesto que se ha tomado nota de las acusaciones de racismo y que el tema se va a tratar, pero va a manejarse en privado. Es por eso que la propia Reina va a tomar la iniciativa y va a interrogar a al menos los miembros principales de la Casa Real Británica.
Silencio desde Buckingham Palace
Pero hay más. En busca de tender puentes, ha dado orden de que no haya filtraciones ni acusaciones hacia los Sussex que se hagan públicas y contaminen más las ya complicadas relaciones. Así lo señala Daily Mail, que señala que la Reina busca un acercamiento con su nieto, dando un toque más personal a esta crisis que también es institucional.
Si bien el Príncipe de Gales y el Duque de Cambridge están muy molestos, la Reina, que también lo está en cierto sentido, no quiere dejarse llevar y desea si no una reconciliación, sí una cierta paz con los Duques de Sussex. Por ello, y aunque hay quien quiere contestar o refutar lo que han dicho en la entrevista con Oprah Winfrey, la Reina prefiere imponer la ley del silencio para no echar más leña el fuego. Desea que el asunto se trate en familia y en privado, lo que no ha evitado que sí haya habido alguna que otra filtración. Por su parte, los Sussex han mostrado su disposición a callar sobre estos asuntos. Querían dar la entrevista para contar su experiencia, pero no desean montar una telenovela por capítulos. Después de hablar, toca callar.