CASA REAL ITALIANA

Una heredera al Trono de Italia: así se ha gestado el conflictivo fin de la Ley Sálica en los Saboya

Victoria de Saboya entra en la Línea de Sucesión (antes vetada a las mujeres) gracias a los cambios efectuados por su abuelo, pero no todos los miembros de la familia están de acuerdo con su decisión.

Juan Salgado 20 Enero 2020 en Bekia

Renovarse o morir. Esta ha sido la máxima que forzosamente ha guiado la historia de las monarquías europeas durante los últimos tiempos y que, día a día, ofrece ejemplos de cómo el poder divino anteriormente adjudicado a los reyes es hoy poco menos que un mero ceremonial. La Ley Sálica, sin embargo, es uno de los pocos reductos que todavía permanece en algunas Familias Reales y que dificulta su adaptación a los tiempos que corren.

Dicha ley tiene su origen en el siglo V y, en su interpretación más radical, veta por completo el acceso de las mujeres al Trono. No obstante, en la mayoría de los casos se traduce en la preferencia del varón sobre la mujer en la Línea de Sucesión a la Corona. Sonados y conflictivos son los casos derivados de esta legislación, pero desde este 2020, una nueva Familia Real se suma al carro del cambio: los Saboya.

"Es tiempo de actualizar las reglas"

Italia es una República desde que en 1946 un referéndum provocase el fin del reinado de Umberto II y el posterior exilio de la Familia Real. El último soberano italiano murió en 1983 y desde entonces su único hijo varón, el Príncipe Víctor Manuel de Saboya, es considerado el Heredero al Trono y Jefe de la Casa Real de Saboya. Con los poderes que le confiere tal posición, el pasado 15 de enero hizo un sorprendente e inesperado anuncio.

"Adiós Ley Sálica". Con esas palabras el príncipe anunciaba en un comunicado la supresión de la Ley de Sucesión que regía la monarquía italiana desde sus orígenes y la instauración de una nueva norma basada en la "primogenitura absoluta". Es decir, la sucesión conforme al orden de nacimiento independientemente del sexo.

En dicho comunicado, Víctor Manuel de Saboya declaraba que "es tiempo de actualizar las reglas de sucesión" y realizaba una aclaración que, como se verá a continuación, es de gran relevancia: "La decisión ha sido meditada y no es fruto de particulares circunstancias o urgencias. La sociedad camina hacia la paridad entre sexos y la gran mayoría de las Casas Reales han ido en esta dirección".

El caso es que, por mucho que el Heredero al Trono proclame la meditación y falta de oportunismo de su decisión, no deja de resultar determinante el hecho de su único hijo y heredero, Manuel Filiberto de Saboya, solo tenga dos hijas: las princesas Victoria (2003) y Luisa (2006). Dos jóvenes a las que por la Ley Sálica les estaría vetado el acceso al Trono pero que, tras la decisión de su abuelo, pasarán a ocupar el tercer y cuarto puesto en la Línea de Sucesión al desaparecido Trono de Italia.

En un intento de reivindicar la necesidad de esta medida, el propio Príncipe Manuel Filiberto concedió una entrevista al Corriere della Sera asegurando: "En realidad, mi esposa [la actriz Clotilde Courau] y yo podríamos todavía tener un hijo varón. Pero es anacrónico, en una sociedad que quiere reconocer la igualdad de género, pensar que en la Casa de Saboya se discrimina a las mujeres". En dicha entrevista anunciaba además que la presentación oficial de su hija mayor como nueva heredera será en un acto público el próximo 14 de marzo en la Abadía de Altacomba (Saboya).

Una decisión no unánime y conflictiva

Tras el anuncio de esta medida no tardaron en aparecer las críticas desde el otro sector familiar en disputa por el Trono: los Saboya-Aosta. Se trata de una rama de los Saboya encabezada por el Príncipe Amadeo de Aosta (primo del Príncipe Víctor Manuel y sobrino del Rey Umberto II), quien se considera también legítimo heredero basándose en el hecho de que su primo se casó con una plebeya (la esquiadora Marina Doria) y sin el necesario consentimiento de su padre. Algo que, según las leyes dinásticas de los Saboya, arrebataría sus derechos al Príncipe Víctor Manuel.

La disputa entre ambos por la jefatura de la Casa de Saboya acumula ya décadas de historia y resulta muy complicada de resolver a tenor de las posturas enrocadas de cada uno de ellos y sus respectivos seguidores. Pero, amparados por su presunta legitimidad, los asesores legales de Amadeo de Aosta se pronunciaron en contra de la supresión de la Ley Sálica alegando que solo podría hacerse efectiva en caso de reinstaurarse la monarquía en Italia: "Solo en el ejercicio efectivo de sus poderes y en el marco de una nueva Constitución, la Corona y los representantes legítimos de los italianos podrían hacer cualquier cambio en la Ley de Sucesión".

A su vez, los asesores legales del Príncipe Víctor Manuel replicaron a sus homólogos asegurando que no se había derogado técnicamente la Ley Sálica, sino que simplemente se había adaptado a la obligación de igualdad entre hombres y mujeres recogida en el Tratado de Lisboa de 2009. Desde su punto de vista, lo único que ha hecho el Príncipe ha sido adaptar la Ley Dinástica de la Casa Real de Saboya a la normativa europea.

Como en todas y cada una de las decisiones que afectan a la depuesta monarquía italiana, resulta extremadamente complicado dilucidar cuál de las posturas es la correcta. Pero, considerando al hijo de Umberto II como el verdadero Jefe de la Casa Real, su decisión no solo implicaría la hipotética subida al Trono de Italia de la primera mujer en más de un siglo de historia, sino que también supondría el desplazamiento definitivo de los Saboya-Aosta en sus pretensiones dinásticas.

Un largo historial de escándalos y polémicas

Más allá de disputas de carácter dinástico, a efectos reales la supresión de la Ley Sálica no supondrá ningún cambio para la situación legal de la Familia Real Italiana, puesto que el sistema republicano en Italia está mucho más que consolidado y la posibilidad de una reinstauración monárquica resulta poco menos que imposible. Algo a lo que sin duda contribuye el poco afecto del que gozan los Saboya entre sus otrora súbditos.

Históricamente condenados por la vinculación del Rey Víctor Manuel III con el fascismo (él fue quien aupó el ascenso al poder de Benito Mussolini), sus descendientes han protagonizado a lo largo de todos estos años infinidad de polémicas y escándalos. Los cuales, en su mayoría, comparten un mismo protagonista: el Príncipe Víctor Manuel de Saboya.

Aparte de sus numerosas salidas de tono - en 2004 le dio un puñetazo a su primo, Amadeo de Aosta, en la celebración de la boda de los Reyes Felipe y Letizia - ostenta el deshonroso mérito de ser el primer miembro de la realeza en haber estado encarcelado (mucho antes que Iñaki Urdangarin). Y no una, sino que hasta en dos ocasiones el Jefe de la Casa Real de Saboya ha pasado por prisión.

La primera vez data de 1991, cuando fue condenado por tenencia ilícita de armas y acusado (posteriormente absuelto) de homicidio involuntario por el asesinato de un turista alemán en 1978. Fueron tres meses los que permaneció entre rejas y, lejos de enmendar su conducta, Víctor Manuel de Saboya volvería a ser encarcelado en 2006 por su involucración en una trama de corrupción y proxenitismo que implicaba también a la mafia italiana.

Su hijo, el Príncipe Manuel Filiberto, goza de una mejor imagen pero no necesariamente del prestigio que debería presuponerse a alguien de su dignidad. Y es que desde siempre el joven heredero ha querido ser popular en su país e intentar así ganar adeptos a la causa monárquica. Un objetivo que le ha llevado a participar en concursos televisivos como '¡Mira quién baila!' o 'Tu cara me suena' e incluso a cantar en el Festival de Música de San Remo.

Si bien es cierto que en 2015 decidió poner fin a su trayectoria televisiva, el Príncipe de Venecia y Piamonte volvió a ser noticia al año siguiente por su nuevo negocio empresarial: la creación de una marca de comida italiana distribuida en una 'food-truck' por los Estados Unidos. Recientemente su nombre ha estado nuevamente vinculado al escándalo después de protagonizar un spot para promocionar la serie de 'The Crown' en el que él aparecía anunciando la vuelta a Italia de la Familia Real Italiana.

Una vuelta más que improbable a la luz de los acontecimientos pero que todavía sigue vislumbrándose como deseable en la mente de los Saboya. Solo así se entienden decisiones como las que motivan la escritura de este artículo y que parten de la premisa anteriormente citada: renovarse o morir.

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