Mientras la Reina Isabel se dirigía desde Londres a Norfolk para dar comienzo a sus vacaciones de Navidad en Sandringham, el Duque de Edimburgo realizaba el trayecto contrario y por un motivo bien distinto. El 20 de diciembre de 2019, el Príncipe Felipe fue trasladado desde Sandringham para ser ingresado en el Hospital King Edward VII de Londres.
La Casa Real Británica quiso enfatizar que no se trataba de una dolencia grave y que se le había ingresado por consejo de su médico y para tratar una afección ya existente que debía ser controlada. A sus 98 años, el Duque de Edimburgo se conserva bien, pero tiene ciertos achaques que deben ser vigilados.
Pero hay más. El longevo consorte fue trasladado al centro médico en helicóptero, y aunque su estado no es grave, lo cierto es que Daily Mail señala que lleva semanas padeciendo un proceso gripal y que sufrió una caída que le llevó a permanecer en la cama un par de días. Afortunadamente no se rompió nada, pero una caída a una edad tan avanzada supone un riesgo que no se puede obviar.
El Duque de Edimburgo ha sufrido un deterioro en su salud a consecuencia de la citada enfermedad y de la caída, además, se siente cada vez más débil, algo que por otra parte no extraña teniendo en cuenta que el 10 de junio de 2020 cumplirá 99 años. Es por eso que toda precaución es poca y que su médico prefiere que sea internado para poder ser examinado de forma exhaustiva.
Vuelta a casa por Navidad
Si todo va bien, el Príncipe Felipe regresará a Sandringham a tiempo para celebrar la Navidad con la Familia Real Británica, o al menos con los miembros de la dinastía que pasan la Nochebuena en la firma de Norfolk, ya que por ejemplo, los Duques de Sussex no disfrutarán de las fiestas en este enclave inglés tan importante para los Windsor.
El Duque de Edimburgo reside habitualmente en Sandringham, donde puede disfrutar de su retiro sin el ajetreo que pudiera tener en Buckingham Palace o en Windsor. Echa de menos a la Reina Isabel, pero ambos están acostumbrados a pasar tiempo separados, y además pasan cierto tiempo juntos sea en Sandringham, en Windsor o en Balmoral, donde la pareja real disfruta de sus vacaciones de verano.