Carolina de Mónaco cumplió en 1999 el sueño que tenían el Príncipe Rainiero y Grace Kelly de que su primogénita se hubiera casado con un hombre de sangre real. Después de la decepción que supuso que contrajera matrimonio con Philippe Junot, que no duró nada, y de que la tragedia por la muerte de Stefano Casiraghi le dejara viuda en 1990 con tres hijos pequeños, la Princesa Carolina volvió a encontrar el amor en un hombre tan importante en la realeza como escandaloso y complicado.
Carolina de Mónaco y Ernesto de Hannover en su última aparición antes de separarseSu Alteza Serenísima la Princesa Carolina de Mónaco subió de estatus al casarse con Ernesto de Hannover, convirtiéndose en Su Alteza Real la Princesa de Hannover. Si bien es cierto que oficialmente sus títulos no tienen valor al no existir el Reino de Hannover, sí tiene relevancia en el gotha. Junto a Ernesto de Hannover tuvo una hija el mismo año de su boda, la Princesa Alexandra, y vivieron más o menos felices hasta que en 2009 se separaron.
El Príncipe de Hannover es un aficionado a las juergas, tiene un carácter difícil y terminó hartando a Carolina de Mónaco. El matrimonio acabó y se separaron de hecho, pero no de derecho. Ni ha habido divorcio ni se espera que tomen esa decisión a pesar de que lo más normal sería que quisieran romper los vínculos que les unen. Para no hacerlo se esgrimía una razón, pero hay otra de la que habla Bunte.
El motivo que se ha dado siempre es que Carolina de Mónaco no quiere perder su estatus. A pesar de que sus títulos monegascos están legalmente reconocidos y ejerce como Princesa de Mónaco en su país, el estatus que le ha dado ser Princesa de Hannover es mayor. De hecho, Palacio Grimaldi se refiere a ella precisamente con su título de casada. Renunciar a lo que comporta ser Princesa de Hannover no está entre sus planes. Además, la realeza monegasca no está demasiado bien considerada en todos los círculos del gotha, donde se les ve como una dinastía menor aunque hayan sabido conservar el poder. Por si fuera poco, se ha ganado el afecto de la nobleza alemana, que logró aceptarla, y un divorcio sería como decir adiós a ese círculo.
Proteger a la familia
Pero hay más. La prensa alemana señala que lo del título y el tratamiento pueden pesar, pero la razón que llevaría a Carolina de Mónaco a negarse al divorcio es proteger al hijo mayor de Ernesto de Hannover y Chantal Hochuli. La disputa entre el Príncipe Ernesto y su primogénito ha llegado a tal nivel que incluso se ha negado a reconocer al primer varón de su vástago como futuro heredero. Así, contraviniendo la tradición de la dinastía Güelfa, el segundo hijo de Ernesto Augusto de Hannover y Ekaterina Malysheva no ha recibido los nombres de Ernesto Augusto, sino Welf Augusto de Hannover.
Ernst August de Hannover y Ekaterina Malysheva recién casados por la iglesiaTeniendo en cuenta que Carolina de Mónaco se ha posicionado del lado de su hijastro en esta guerra familiar que avergüenza a la realeza, el citado medio asegura que la hermana del Príncipe Alberto no se divorcia para evitar que Ernesto de Hannover volviera a casarse, engendrara otro hijo varón y desheredase a los mayores para nombrar heredero de la dinastía a este hipotético cuarto vástago. La teoría es un tanto disparatada, pero teniendo en cuenta el historial de Ernesto de Hannover, todo es posible.
