Pero todo lo que podía salir mal, salió mal. A Beatriz de York y Edoardo Mapelli Mozzi les pasó como a tantas otras parejas que habían planeado su boda desde primavera de 2020. Con el estallido de la pandemia se vieron obligados a cancelar su enlace sin saber cuándo podrían casarse. Al menos, teniendo en cuenta que el Príncipe Andrés era persona non grata, se evitaba una boda real televisada con el Duque de York llevando al altar a su hija. Ya no sería así, y ni siquiera por la pandemia, sino porque se había estipulado que la boda sería lo más privada posible. Nada de cámaras, nada de saludos y nada de carruajes, algo que sí tuvieron Eugenia de York y Jack Brooksbank.
Fueron en torno a 20 invitados los que disfrutaron de una fiesta posterior en el Royal Lodge y que festejaron esta boda que no fue como los novios idearon, pero que sin duda fue un acierto teniendo en cuenta sus opciones y lo que vino después. Lo primero es que Beatriz de York y Edoardo Mapelli Mozzi querían casarse cuando antes y no deseaban esperar más. La situación era incierta debido a la pandemia, y nada garantizaba que si retrasaban más la boda pudieran casarse en St James y celebrar el banquete en Buckingham. Optaron por tanto por algo sencillo en Windsor tras el primer confinamiento que vivió Reino Unido.
Fue un acierto porque el padre de ella pudo ser el padrino sin problemas. No se le hubiera permitido hacerlo en una boda real al estilo habitual, pero en una boda íntima sin cámaras y con personas cercanas no se cuestionó que el Príncipe Andrés tuviera un papel tan importante. Lo peor estaba por llegar para él cuando Virginia Giuffre le acusó de abuso sexual cuando era menor, un asunto que le costó ser definitivamente expulsado de la Casa Real Británica y que solucionó con un acuerdo extrajudicial que le evitó de problemas en los tribunales, pero que no mejoró su maltrecha imagen pública.
Pudo tener a su abuelo en la boda
También está claro que agradece haberse casado en aquel momento porque así pudo contar con la presencia de los abuelos. En aquel tiempo la Reina Isabel estaba muy bien de salud, y además no tuvo que desplazarse demasiado al haber tenido lugar la boda muy cerca de Windsor Castle. Pero sobre todo, allí estuvo el Duque de Edimburgo en el que fue el último enlace al que asistió. El Príncipe Felipe murió el 9 de abril de 2021 a los 99 años, por lo que en aquel momento le quedaban menos de 9 meses de vida. Si Beatriz de York y Edoardo Mapelli Mozzi hubieran esperado al final de la pandemia, habrían lamentado la ausencia del Duque de Edimburgo. El Príncipe Felipe era una figura fundamental para Beatriz de York, que reconoce que no puede evitar echarse a llorar cuando le recuerda, algo que ocurrió en el homenaje que se le rindió en la Abadía de Westminster el 29 de marzo de 2022.
Además, la Princesa Beatriz y Edo Mapelli deseaban tener un hijo en común cuanto antes, y si bien en Mónaco los royals tienen hijos antes de casarse sin problemas, no se vería de la misma forma dentro de la Familia Real Británica. Así, la pareja se casó el 17 de julio de 2020 y 14 meses después de su boda fueron padres de una niña llamada Sienna Elizabeth. Su felicidad era total y ya poco les importaba haberse casado en una boda sencilla. Lo importante es que dieron el paso que querían dar, que fueron felices y que echando la vista atrás saben que tomaron la decisión acertada.