Era el pasado miércoles 17 de agosto cuando la revista Diez Minutos publicaba en su portada unas fotografías de Iñaki Urdagarin llorando en el interior de su coche durante una conversación con su pareja, Ainhoa Armentia. Un llanto desconsolado del que se desconocía el motivo, aunque ahora todo apunta a que podría haber sido al descubrir que la justicia española no le concedía un permiso para viajar a Estados Unidos para reunirse con su familia en las bodas de dos de sus sobrinos, Nuala e Iñaki.
En cambio, para sorpresa de muchos, quien no se perdió ninguno de los dos eventos fue la Infanta Cristina. La ya exmujer de Urdagarin cruzó el charco para acompañar a sus hijos Juan, Miguel e Irene a este gran reencuentro familiar para celebrar el amor. El hermetismo sobre la vida personal de la hermana del Rey Felipe VI no permite saber si el motivo de sus asistencia era para acompañar a sus hijos ante la imposibilidad de que lo hiciera o su padre o, independientemente de esto, la Infanta Cristina había recibido una invitación como un miembro más de la familia a la que ha pertenecido durante más de 24 años.
Iñaki Urdagarin, obligado a quedarse en España
La primera de las ceremonias tuvo lugar el sábado 13 de agosto en Chicago y fue la boda de Nuala. Esta dio el pistoletazo de salida a una intensa semana en la que la familia aprovecharía el tiempo también para hacer muchas actividades y disfrutar de tiempo todos juntos. Por ello, además de celebrar el amor, también han realizado diferentes actividades como dar paseos en barca y bañarse en los grandes Lagos así como caminatas y paseos en moto por el monte.
Una semana después, el sábado 20 de agosto, tenía lugar la boda de Iñaki Flood y Paige. De esta boda ha transcendido más información a la prensa y gracias a ello se ha podido saber por ejemplo que la novia llevaba un sencillo traje con corte sirena mientras que el novio optaba por el típico esmoquin con mocasines. En cambio, los primos Urdangarin apostaban por la originalidad luciendo todos una camisa azul cielo sin corbata. Po su parte, Irene Urdagarin llevaba un vestido beige al igual que todas las damas de honor.
Tras la ceremonia, la familia al completo siguió con la celebración en un lugar muy particular, el Loft Lucia, un local de estilo industrial que se había engalanado para la ocasión al más puro estilo casa de campo. Allí los invitados se distribuyendo en mesas redondas antes de recibir a los ya marido y mujer que entraban al ritmo de la música mientras los allí presentes nos animaban con las servilletas al aire. Tras la cena, una larga noche de fiesta y mucho baile en el que la Infanta Cristina bailó y se divirtió como una más de la familia.