La vela es uno de los deportes favoritos de la Familia Real Española. El Rey Juan Carlos amaba navegar y lo ha seguido haciendo pese a su avanzada edad y sus problemas de salud. De hecho, su primer viaje de vuelta a España desde su exilio a Abu Dabi fue para una competición naútica. El Rey Felipe también practica vela y sigue compitiendo en la Copa del Rey de Vela, como lo hicieron en su tiempo las Infantas Elena y Cristina. Por su parte, la Reina Sofía ha sido más espectadora, pero en su momento también navegó.
Los nietos Marichalar y Urdangarin aprendieron a navegar en su infancia en Mallorca, mientras que la Princesa Leonor y la Infanta Sofía lo hicieron en un campamento en Estados Unidos, manteniéndose alejadas de la vela durante sus estancias en Mallorca, al igual que la Reina Letizia.
Lo pasa mal
Es precisamente Doña Letizia el miembro más alejado de este deporte tan habitual para la Familia Real. Nunca ha competido y solo siguió las regatas lo justo y necesario, lo que siempre se ha criticado por ciertos sectores que entendían que esta costumbre debía perpetuarse para la Familia Real. Sin embargo, hay un motivo por el que la Reina se ha alejado de la vela en particular y de la navegación en general.
Como señala Vanitatis según fuentes del entorno directo es que Doña Letizia se marea y lo pasa mal incluso tomando biodraminas. La sensación de mareo no termina al estar en tierra firme, donde tarda todavía un rato hasta que logra recuperarse. Es por eso que evita subirse a un barco, sobre todo cuando se trata de lanchas más pequeñas como la Somni, embarcación de Josep Cusí que prestaba a la Familia Real cuando dejaron de usar el Fortuna.
Precisamente el Fortuna le iba mejor al ser más grande, pero tampoco es que lo disfrutara enormemente, por lo que está encantada desde que la navegación desapareció como una de esas salidas públicas no oficiales de la Familia Real en Mallorca, en las que prefiere actos en tierra firme.