Han pasado 15 años desde que Casa Real anunció el nacimiento del segundo hijo de la Infanta Cristina e Iñaki Urdangarín. El bebe vino al mundo en la Clínica Teknon de Barcelona el 6 de diciembre de 2000, curiosamente el día en el que se cumplían 22 años de la Constitución Española que impulsó su abuelo, el Rey Juan Carlos. Veía así la luz un varón que recibió tratamiento de Excelentísimo Señor, dignidad de Grande de España y que ostentó el séptimo lugar en la línea de sucesión a la Corona. Con los nacimientos de sus primas Leonor y Sofía y tras la subida al Trono de su tío Felipe VI, Pablo es a sus 15 años el octavo.
El pequeño se instaló en Barcelona con sus padres y su hermano mayor, Juan, que tan solo le sacaba 15 meses, y con quien guardaba gran parecido poco después de nacer. Con el paso del tiempo los hermanos dejaron de parecerse tanto físicamente como en su carácter. Cuatro días más tarde tuvo lugar su presentación oficial en la ciudad condal, en la que estuvieron presentes sus padres, Cristina de Borbón e Iñaki Urdangarín, su hermano Juan y sus cuatro abuelos, los Reyes Juan Carlos y Sofía, Juan Urdangarín y Claire Liebaert.
1.- Bautizo y nacimiento de sus hermanos
Tras una inolvidable Navidad en la que no solo había un nuevo miembro, sino dos, ya que en septiembre había nacido la segunda y última hija de la Infanta Elena y Jaime de Marichalar, Victoria Federica, llegó otro gran momento para Pablo. El 20 de enero de 2001, el Palacio de La Zarzuela acogió el bautizo del cuarto nieto de los entonces Reyes de España. Rouco Varela fue quien cristianó al pequeño vertiendo sobre su cabeza agua del río Jordán en una concha del siglo XIX de la capilla del Palacio Real.
Los nombres elegidos fueron Pablo, porque les gustaba a sus padres y en recuerdo a su bisabuelo el Rey Pablo de Grecia, Nicolás, por el Santo del día 6 de diciembre, y Sebastián en referencia al patrón de Palma de Mallorca, ciudad de la que la Infanta Cristina e Iñaki Urdangarín fueron Duques entre 1997 y 2015. Se le añadió Todos los Santos por tradición en la Familia Real y se desechó Constitución, una broma que había realizado Urdangarín en referencia a la coincidencia de que su segundo vástago hubiera venido al mundo en el aniversario de la Carta Magna. Los padrinos del Grande de España fueron dos príncipes europeos de familias no reinantes que son grandes amigos de Cristina e Iñaki: Kubrat de Bulgaria y Alexia de Grecia, que además es prima hermana de la Infanta.
Cuando nació Pablo Urdangarín de Borbón, todo era felicidad en una Familia Real que vivía un buen momento. El 22 de noviembre de 2000 el Rey había celebrado 25 años en el Trono, España vivía una situación económica favorable y los escándalos no habían tocado a los miembros del primer clan de nuestro país, y así siguió en los siguientes años de la vida del niño, que creció feliz y protegido en Barcelona.
Cuando tenía 16 meses, el 30 de abril de 2002, Pablo tuvo que hacer hueco en casa a su segundo hermano, Miguel, un niño con el que siempre se ha llevado bien y que tiene un carácter más similar a él que el primogénito, que es el más serio de los Palma. No sería el último vástago de los Urdangarín de Borbón, pues el 5 de junio de 2005 nacía en Barcelona la benjamina, Irene Urdangarín, que es sin duda la niña de los ojos de Pablo, a la que adora y con la que muestra siempre un gran cariño que es mutuo.
2 y 3: Su Primera Comunión y mudanza a Washington
El pequeño Pablo Urdangarín comenzó sus estudios en la Escuela de Carles Riba para después pasar al Liceo Francés, donde estudió hasta que el destino de su padre torció el suyo y el de toda su familia. En el colegio aprendió a hablar francés, que se unió al catalán, español e inglés que también domina. En 2009 vivió dos acontecimientos, uno feliz y otro no tanto.
El 23 de mayo de ese año tomó su Primera Comunión junto a su hermano Juan en el convento de los padres capuchinos de Sarriá, en Barcelona. Toda la Familia Real en pleno fue al importante evento, que fue sin duda un día inolvidable. En el año 2009 tuvo que despedirse de su vida en la ciudad condal para mudarse a Washington con su familia debido a que Iñaki Urdangarín aceptó un trabajo de Telefónica en Estados Unidos. Lo que se vendió como un ascenso laboral era en realidad una forma de poner tierra de por medio ante lo que iba a venir.
Entre tanto, el niño seguía creciendo feliz en Washington, con sus navidades en Madrid con su familia materna y en Vitoria con el extenso clan Urdangarín. También había tiempo para esquiar en Baqueira Beret, donde Pablo demostraba su destreza con un deporte que le encanta, al igual que a la mayor parte de los Borbón y Grecia. Sus veranos transcurrían en el Palacio de Marivent de Mallorca, donde se lo pasa en grande con sus hermanos y sus primos entre la piscina, las regatas y los cursos de vela que tampoco se pierden, ya que es el otro deporte que apasiona a Pablo.
4: El Caso Urdangarín
La alegría de los Urdangarín de Borbón saltó por los aires en otoño de 2011, cuando estalló el Caso Urdangarín. Esa Navidad su padre fue imputado, y acudió a declarar en febrero de 2012. Ya nada sería igual para Pablo ni para el resto de su familia. La alegría que siempre les acompañaba se esfumó, pasaron de ser un clan de anuncio a gente a la que rehuir, eso sí, perseguidos continuamente por la prensa, que les seguía incluso en Washington. Con sus padres apartados de los actos oficiales en la Casa Real y proscritos en Mallorca, sus veranos en Mallorca pasaron a ser más cortos, y solo siguieron porque la Reina Sofía quería unir a sus nietos unos días en Marivent. Después de disfrutar con sus hermanos, su abuela y su tío, su destino era Bidart, en el País Vasco Francés, donde han pasado estos difíciles veranos.
2012 fue un año clave para Pablo Urdangarín. En diciembre cumplió una década de vida, pero antes de que eso pasara tuvo que enfrentarse a dos momentos complicados. El 10 de mayo moría a los 79 años su abuelo paterno, Juan Urdangarín. Su padre viajó a Vitoria para despedirse de su progenitor, mientras que la Infanta Cristina y sus vástagos volaron a Euskadi para acudir al funeral del expresidente de Caja Vital.
Ese verano, Pablo y el resto de su familia regresaron a Barcelona para quedarse. Cristina de Borbón estaba harta de vivir en Washington y deseaba volver a España. Por su parte, su marido trabajaba en Telefónica, pero su pertenencia al grupo era cada vez más criticado, por lo que se produjo un despido llamado 'excedencia temporal' y todos pudieron regresar a la ciudad condal e instalarse en la casa de Pedralbes en la que Pablo había sido tan feliz y que tantos disgustos ha dado a sus padres.
5: Adiós a Barcelona y traslado a Ginebra
Pablo y sus hermanos volvieron al Liceo Europeo de Barcelona, pero ya nada era como antes. Si antaño todos querían ser sus amigos, ahora ya casi nadie deseaba tener como acompañante al hijo de un imputado caído en desgracia.
Sus hermanos también lo pasaron mal, y finalmente la ahora hermana del Rey y el exjugador de balonmano decidieron poner a la venta la casa de Pedralbes y trasladarse a Ginebra, donde la Infanta Cristina encontró una salida laboral siguiendo con la Fundación La Caixa y como coordinadora de proyectos de dos de las fundaciones benéficas del Aga Khan; Iñaki Urdangarín podría vivir más tranquilo y preparar su defensa sin presión mediática y los niños tendrían la oportunidad de hacer nuevos amigos y estar alejados de las miradas y acusaciones de otras personas de su edad que saben quién es su padre y qué ha hecho.
En Ginebra, los Urdangarín de Borbón llevan una vida mucho más normal, aunque sin perder su estilo de vida acomodado. Pablo y los suyos residen en un ático en la Rue des Granges de Ginebra, más modesto que la casa de Pedralbes, pero de lujo igualmente. Tanto él como sus hermanos estudian en el Ecole Internationale de la Route de Chêne, un caro centro educativo en el que todos están encantados. Todo sería idílico si no fuera por el panorama judicial de Urdangarín, así como el de la Infanta Cristina, que terminó siendo imputada por dos delitos fiscales y blanqueo de capitales, librándose de este último por la Audiencia de Palma.
Pablo Urdangarín, un adolescente rubio, de ojos azules, simpático, bueno, deportista y cariñoso, podrá celebrar sus 3 lustros de vida con gran alegría, aunque dentro de un mes verá a sus padres pasar por el peor momento de su vida cuando el 11 de enero de 2016 comience el juicio por el Caso Nóos en el que tanto la Infanta como Urdangarín se sentarán en el banquillo de los acusados. Sin duda los errores de sus padres han marcado su infancia y adolescencia, si bien es cierto que todo lo que tiene se lo debe a quien es su madre. Pablo Urdangarín se va haciendo mayor, y poco a poco irá forjando su propio destino, seguramente buscando que sea muy diferente al de sus progenitores.