Tras la Procesión de la Coronación y el saludo al balcón en Buckingham Palace, donde también estuvo muy gracioso, no se le volvió a ver hasta dos días más tarde, en the Big Help Out, iniciativa para promover el voluntariado con la que se cerraron los actos por la Coronación de Carlos III. Allí volvió a reinar y fue el más decidido. No se le resistió ni la pala, ni la carretilla, ni la excavadora.
La reverencia que no salió bien y 'Roar'
Uno de esos momentos llegó cuando aparecieron los Reyes Carlos y Camilla. A la Princesa Charlotte le han enseñado ya que en esas circunstancias debe hacer una reverencia a su abuelo. El problema es que la reverencia clásica que hace una mujer, la genuflexión, es más complicada que inclinar levemente la cabeza, como hacen los hombres, y puede ser demasiado para una niña. Así pasó lo que pasó. Charlotte de Gales tropezó un poco al hacer la reverencia. No se llegó a caer, pero como ocurre cuando tienen lugar esos pequeños incidentes, miró a los lados para ver si alguien se había dado cuenta y puso cara pícara. Y sí, ese momento fue grabado, así que todo el mundo se dio cuenta.
El Príncipe de Gales reveló que su hijo George es fan de Led Zepellin y AC/DC. La Princesa Charlotte parece tener otros gustos, o al menos se le veía encantada cuando actuó Katy Perry. La hija de los herederos es muy fan, o al menos se sabe las canciones de la cantante estadounidense. En concreto, cuando Katy Perry entonaba 'Roar', la Princesa Charlotte la cantaba también.
La broma que no le hizo ninguna gracia
Una de las claves de la noche fue el discurso ofrecido por el Príncipe de Gales: "Como dijo mi abuela cuando fue coronada. Las coronaciones son un reflejo de nuestras esperanzas del futuro. Y sé que estará ahí arriba, echándonos un ojo con cariño. Sería una madre muy orgullosa", expresó el Príncipe Guillermo. Y orgullosa estaba la Princesa Charlotte al ver a su padre en el escenario.
Menos le gustó cuando al Príncipe Guillermo le dio por jugar con su banderín con los colores de la Union Jack. Primero dio con su banderín en la cara de George, que se lo tomó con cierto humor. Menos le gustó a la Princesa Charlotte, poco entusiasmada con la bromita de su padre en esta noche tan especial, una noche de celebración en honor al Rey Carlos III, el Monarca que parecía que no iba a reinar nunca y que ha podido festejar por fin que llegó su momento.