Era mediados de septiembre de 2012. Los Duques de Cambridge habían pasado unos días de vacaciones en la Provenza francesa tras haberse volcado con los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Londres. Ese año se celebraba también el Jubileo de Diamante de la Reina Isabel II, por lo que tras el descanso, la pareja real estaba visitando Singapur, Malasia, Salomón y Tuvalu como parte de la gira que toda la Familia Real Británica debía realizar durante esos meses por territorios que un día fueron parte del Imperio Británico.
Sin embargo, la paz del Príncipe Guillermo y Kate Middleton saltó por los aires al principio de ese tour oficial cuando la revista Closer publicó unas imágenes de la pareja tomando el sol. El problema es que ella aparecía en topless, un escándalo que llegó cuando no llevaba ni año y medio como miembro de la Familia Real Británica. Las fotos dieron la vuelta al mundo, corrieron ríos de tinta, y montaron un revuelo que hizo mucho daño a la pareja, aunque en particular a la más afectada, Kate Middleton.
El abogado de los Duques de Cambridge leyó durante el juicio en francés un texto escrito por el Príncipe Guillermo. "En septiembre de 2012, mi esposa y yo pensamos que podíamos pasar unos días en la villa privada de un miembro de mi familia (David Linley, primo hermano del Príncipe de Gales) donde podríamos disfrutar de intimidad. Conocemos Francia y a los franceses, y sabemos que ellos son, en principio, respetuosos con la vida privada, también con la de sus invitados. La forma clandestina en la que esas fotografías fueron tomadas, fue particularmente impactante para nosotros y violó nuestra privacidad ". Además, el Duque de Cambridge matizó que las imágenes habían causado un enorme dolor, ya que le recordó a las circunstancias que rodearon la muerte de su madre, fallecida en 1997 en un accidente ocurrido cuando su coche escapaba de los paparazzi.
Durante el juicio, la defensa ha acusado al Duque de Cambridge de ser un hipócrita y de usar su posición para emitir esta demanda y pedir tan alta cantidad de dinero en este juicio que se celebra en Nanterre (París). En ese sentido, critica que se ponga el grito en el cielo cuando otras parejas en Francia han sido captadas en similares momentos sin que haya ocurrido nada. "Sus vidas públicas y privadas están tan entrelazadas que son inseparables", ha asegurado la defensa en palabras que recoge Daily Mail.
Kensington Palace, sin palabras
Por contra, el abogado de los Duques de Cambridge ha asegurado que el daño causado a la pareja fue enorme, sobre todo con la foto en la que el Príncipe Guillermo unta de bronceador la piel de su mujer, y que merecen esta compensación económica. La pareja ha seguido el juicio desde Inglaterra, aunque no se ha pronunciado. De hecho, Kensington Palace ha señalado que no habrá comentario alguno al tratarse de un proceso judicial en curso. Además, tampoco ha señalado qué se hará con el dinero en caso de ganar la demanda.