Contrariamente a lo que la mayoría de la gente piensa, la monarquía en Francia no fue abolida definitivamente en 1789 tras la Revolución que llevó a Luis XVI y María Antonieta a la guillotina. Después de tan histórico acontecimiento tendrían lugar varias restauraciones monárquicas hasta la abdicación del Rey Luis Felipe I en 1848, tras la cual se proclamó la Segunda República Francesa. Él fue el último monarca francés y el primero de la Dinastía Orleans, la cual a partir de entonces se considera legítima depositaria de los derechos al trono si algún día se restablece la monarquía en el país galo.
Los Orleans descienden de una rama secundaria de los Borbones y precisamente con ellos están enfrentados por el inexistente trono desde hace décadas. Luis Alfonso de Borbón (hijo del Duque de Cádiz y Carmen Martínez-Bordiú) se considera jefe de la Casa de Borbón francesa y por lo tanto pretendiente el trono, por mucho que sus pretensiones carezcan de legitimidad debido a su vinculación con la rama borbónica española. Un asunto excesivamente complejo y que ha dado lugar a numerosos enfrentamientos durante los últimos años.
Sea como fuere, el gobierno francés reconoce como legítimos herederos a los Orleans, por lo que sus miembros son ampliamente considerados como la verdadera Familia Real de Francia. Una familia, que como ocurre tanto entre plebeyos como entre royals, no ha estado exenta de polémica debido a los comportamientos de muchos de sus miembros...
El Conde de París: el cabeza de familia que casi la arruina
A pesar del fuerte sentimiento republicano que existe en Francia, hubo un momento en el que hubo posibilidades - si no reales, sí remotas - de que se restaurase la monarquía en la persona de Enrique de Orleans: Conde de París, Jefe de la Casa Real de Orleans entre 1940 y 1999 y, ante todo, tataranieto del último Rey de Francia. Gracias a su activa participación en la política francesa y a su buena relación con Charles de Gaulle, muchos creyeron que él sería el próximo Rey de Francia, pero se equivocaron.
Lo máximo que consiguió fue que en 1950 se derogase la Ley de Exilio de 1886 que les prohibía a él y a su familia poder regresar a Francia. Se puso así fin a un exilio que les había llevado por países tan dispares como Bélgica, Marruecos, España y Portugal. Precisamente en este último país el Conde de París y su esposa convivieron junto a los también exiliados Condes de Barcelona, con quien siempre mantendrían una relación muy estrecha en parte debido a los lazos familiares que los unían.
Aparte de que tanto Don Juan de Borbón como Enrique de Orleans descendían del Rey Luis XIII de Francia, sus esposas también estaban emparentadas : Isabel de Orleans-Braganza (Condesa de París) era hermana de Don Pedro Gastón, aspirante al Trono de Brasil y cuñado de Doña María de las Mercedes (Condesa de Barcelona). Un entramado familiar difícil de desmarañar y que se complica todavía más si se tiene en cuenta que los Condes de París eran primos entre sí.
Tras su regreso a Francia, los Orleans junto a sus 11 hijos se instalaron en la región de Louveciennes y desde allí pudieron tener a su disposición todo el patrimonio acumulado por sus antepasados durante siglos de historia familiar. Un patrimonio que pasado el tiempo correría grave peligro a causa de la mala gestión que de él hizo el Conde de París durante sus últimos años de vida influenciado por su secretaria y amante: Monique Fries.
A finales de los años 80, Enrique de Orleans comenzó a vender gran parte de las pertenencias heredadas de sus antepasados: cuadros, muebles, joyas... E incluso el palacete de La Quinta, lugar donde él y su familia habían vivido durante su exilio portugués. Para vender esta última propiedad necesitaba la autorización de su esposa y esta no solo no estaba dispuesta a dársel o, sino que se mostró decidida a frenar el desmantelamiento patrimonial de la Casa de Orleans. Para ello tomó una drástica solución: solicitó legalmente el divorcio de su marido para así paralizar (al menos durante un tiempo) las transacciones.
Fueron años de agrios enfrentamientos familiares que, al menos de cara a la galería, pretendieron ocultarse con la gran celebración de las Bodas de Platino de los Condes de París en 1992. Un acto en el que reunieron a sus 11 hijos y 30 nietos junto a representantes de las principales Casas Reales de Europa. Enrique de Orleans fallecería años más tarde sumido en la total soledad y su viuda le sobrevivió poco tiempo (hasta 2003).
Enrique de Orleans: el polémico heredero
Enrique de Orleans fue el segundo de los 11 hijos de los Condes de París y automáticamente el primero en la Línea de Sucesión al Trono desde el mismo instante de su nacimiento - el 14 de junio de 1933 - únicamente por su condición de varón. Solo un año antes que él había nacido la Princesa Isabel de Orleans, pero debido a la Ley Sálica el menor desplazaba automáticamente a la primogénita.
Quizás por su condición de Heredero al Trono, el gobierno francés hizo con él una excepción y a pesar de que por aquel entonces todavía estaba en vigor la Ley de Exilio, se le permitió ser educado en Francia. Una oportunidad que ni él ni su padre desaprovecharon y gracias a la cual el príncipe pudo estudiar Ciencias Políticas en la Universidad de París e incluso alistarse al ejército, llegando a participar como soldado en la Guerra de Argelia (1954-1962). Sin embargo, pese a la oposición del Conde de París, en 1974 el príncipe abandona la carrera militar y se adentra en el mundo empresarial.
Ese fue el año también en el que abandonó a su esposa María Teresa de Württemberg y a sus cinco hijos (dos de ellos discapacitados mentales) por irse con su amante, Micaela Cousiño Quiñones de León. El príncipe tendría que esperar para poder contraer segundas nupcias hasta el 31 de octubre de 1984, poco después de haber obtenido el divorcio de su primera mujer.
Este segundo matrimonio con una plebeya era contrario a las leyes dinásticas de la Casa de Orleans, por lo que su padre lo desheredó y no fue hasta 1991 cuando el Conde de París decide reintegrarlo "en el lugar que le corresponde dentro de la familia". Eso sí, nunca aceptó a la segunda esposa de su hijo y para demostrarlo le concedió a su exnuera el título de Duquesa de Montpensier con tratamiento de Alteza Real en calidad de madre del futuro heredero.
Cuando el Conde de París fallece en 1999, Enrique de Orleans se convierte automáticamente en el nuevo Jefe de la Casa Real de Orleans heredando junto al título que ostentaba su padre también el de Duque de Francia. A partir de ese momento será él el encargado de velar por la integridad de la familia y luchar por futuro de la monarquía francesa. Una tarea para cuya consecución debía primero poner orden entre sus propios herederos.
El caso es que su primogénito, Francisco de Orleans, padecía una discapacidad mental que le impedía cumplir con las responsabilidades que se requerían de su cargo. Pero aún así, s u padre siempre manifestó que él era su heredero y que llegado el momento le sucedería con la ayuda de un Consejo de Regencia formado por varios miembros de la familia Orleans. Una decisión a la que se oponía abiertamente su otro hijo, Juan de Orleans, quien se autoproclamó heredero a sí mismo en 2016.
El destino quiso que Francisco de Orleans falleciese de manera totalmente inesperada el 31 de diciembre de 2017, dejando así vía libre a su hermano en la carrera por la sucesión. De este modo, a la muerte de Enrique de Orleans el 21 de enero de 2019, fue su hijo Juan (hasta entonces Duque de Vendôme) quien se convirtió en el nuevo Jefe de la Casa Real de Orleans y pretendiente al trono francés por la rama orleanista.
Las artistas de la familia
La realeza europea siempre ha estado muy vinculada al mundo del arte y durante siglos los reyes ejercieron como mecenas de algunos de los artistas más importantes de la historia: Velázquez, Ingres, Van Dyck, Durero... No obstante, tal y como pudo descubrir BEKIA al entrevistar a la Princesa Ana de Orleans, hay veces en las que los propios miembros de la realeza son a su vez pintores. En el caso de la Familia Real Francesa, tal y como ella misma confiesa: " El arte es algo que corre por nuestras venas ".
En su biografía, la quinta hija de los Condes de París revela que su infancia transcurrió viendo cómo sus hermanos mayores recibían clases de pintura en su propia casa y que ella misma decidió formarse artísticamente acudiendo a estudios de pintores y a museos de todo el mundo. Todo ello dio como resultado una inusual afición por la técnica de la acuarela con un estilo que ella define con estas palabras: " Me defino de estilo libre, totalmente creativo. Interpreto lo que veo y me inspira. Se puede pintar lo que se ve y lo que no se ve, esa es la verdadera magia de un artista ".
A pesar de su temprana producción artística, no fue hasta el año 2018 cuando se decidió a lanzar su propia página web para comercializar sus acuarelas. Y es que esta desconocida faceta ha estado durante años eclipsada por su trayectoria personal: el 12 de mayo de 1965 se casó con el Infante Don Carlos de Borbón-Dos Sicilias, primo del Rey Juan Carlos y heredero al Trono de las Dos Sicilias. Fueron 50 años de amor y fidelidad que le permitieron entrar a formar parte de la Familia Real Española (con las obligaciones y responsabilidades que eso conlleva) y hasta que enviudó en 2015 su marido fue su principal prioridad. Desde entonces, la pintura es su principal refugio.
Su hermana menor, Diana de Orleans, es otro de los ejemplos del talento artístico de la familia. Empezó a pintar con 14 años y desde su primera exposición en 1972 sus obras han estado expuestas en prácticamente todo el mundo: Alemania, Francia, España, Bélgica, Egipto, Abu Dhabi... En su caso, su producción artística no se limita solo a la pintura, sino que además es escultora y diseñadora de moda. Podría decirse que es una artista multidisciplinar en toda regla, ya que tanto trabaja con materiales como el metal y el bronce como con vidrio, cerámica o porcelana. Todo ello sin renunciar a ejercer como mecenas organizando cada año una exposición de artistas desconocidos en su Castillo de Altshausen (Alemania) para darles visibilidad.
Allí reside desde que en 1960 contrajese matrimonio con el Duque Carl de Württemberg, al que conoció durante el famoso crucero Agamenón organizado por la Reina Federica de Grecia en 1954. Muy amiga del Rey Juan Carlos, durante años ha compartido con él jornadas de veraneo en Mallorca (donde la princesa tiene una casa) y no dudó en defenderlo tras el escándalo generado por su cacería en Botsuana: " Ya es hora de que dejen a Don Juan Carlos un poco tranquilo ". Sobre la Reina Letizia y su difícil adaptación al mundo de la realeza, la opinión no es tan favorable: " Ella se lo ha buscado ".
La penúltima de las hermanas Orleans también ha seguido el ejemplo de sus predecesoras. Nacida en 1946, la Princesa Chantal de Orleans mantiene desde siempre un perfil mucho más discreto que el de sus hermanas mayores y de su vida privada únicamente se sabe que desde 1972 está casada con el Barón François-Xavier de Sargue Sambucy y que tiene tres hijos. Lo que sí se sabe gracias a su página web es que desde 2001 expone y vende sus obras pictóricas con el prestigio de ser Miembro Honorario de la Academia de Bellas Artes de Moscú.
Sobre su estilo artístico, el crítico Arnaud d'Hauterives destaca lo siguiente: "A través de sus pinturas descubrimos la mirada de un artista libre con un movimiento espontáneo. Con múltiples horizontes revelados ante nuestros ojos, la artista se convierte, a través de sus pinturas, en ciudadana del mundo. Su pasión por escapar y viajar nos lleva a lugares llenos de olores y luces. Sus pinturas muestran una variedad de imágenes reunidas por un viajero incansable que nos invita a mirar y ver".
Fallecida en 2015, Claudia de Orleans también destacó por sus dotes artísticas, aunque en su caso más como fotógrafa que como pintora. La décima de los hermanos fue siempre un espíritu libre y en parte a ello se debió su fracaso matrimonial con el Duque Amadeo de Aosta, sobrino del último Rey de Italia y pretendiente al depuesto trono italiano. Se casaron en 1964 y en 1976 firmaron el divorcio tras varios años separados. Tras obtener la nulidad eclesiástica, la princesa francesa volvería a casarse en dos ocasiones más : en 1982 con el periodista Arnaldo La Cagnina y en 2006 con el profesor Enrico Gandolfi.
Miguel de Orleans, el príncipe eclipsado por su esposa
El 25 de junio de 1941 la Condesa de París dio a luz a dos gemelos varones: los príncipes Miguel y Jacques. Ambos serían desde el primer momento los más rebeldes de la familia, hasta el punto de que en más de una ocasión sus padres decidieron internarlos como última medida para rectificar su carácter. Con el paso del tiempo, Miguel fue encarrilándose, pero Jacques no y lo único que consiguió fue albergar un odio cada vez mayor hacia su padre a causa de sus severos castigos.
Mientras Miguel estudiaba en la Universidad de La Sorbona conoció a una joven aristócrata llamada Beatriz Pasquier de Franclieu, de la que rápidamente se enamoró. Era guapa, elegante y de buena familia, por lo que el príncipe pensó que no tendría problema a la hora de conseguir el consentimiento paterno. Pero se equivocó. El Conde de París se opuso rotundamente a la unión debido a las vinculaciones al nazismo de la familia Pasquier: el padre de Beatriz había sido asesinado por apoyar al régimen colaboracionista de Vichy durante la ocupación alemana.
La pareja decidió seguir adelante a pesar de todo y se casaron el 18 de noviembre de 1967. Como represalia, el Conde de París se negó a considerar dinástico el matrimonio y le retiró a su hijo sus derechos de sucesión (incluido el tratamiento de Alteza Real). Esto provocó que el Príncipe Jacques, pese a haber nacido después de su hermano, lo adelantase en la Línea de Sucesión. Una posición en la que todavía se mantiene, ya que a pesar de que Miguel de Orleans fue readmitido en la familia en 1978, ni su padre ni su hermano le restituyeron en el puesto que por nacimiento le corresponde.
Por motivos laborales, los Condes de Évreux (título que les concedió el Conde de París una vez reconciliados) se trasladan a Madrid en 1973 y en muy poco tiempo la Princesa Beatriz comienza a brillar con luz propia: se convierte en relaciones públicas de la firma Christian Dior, frecuenta las mejores fiestas de sociedad y es considerada una de las mujeres más elegantes de España. Un éxito que contrasta con el fracaso de su marido en los negocios, lo cual acabará influyendo en que la pareja se separe en 1994.
En un primer momento se negaron a dar el paso de divorciarse, puesto que esto implicaría que Beatriz perdiese su tratamiento como "Su Alteza Real la Princesa Beatriz de Orleans". Sin embargo, en 2016 el Príncipe Miguel anunció su decisión de casarse con la aristócrata española Bárbara de Posch y esto supuso un problema en la situación de legal de los excónyuges. Algo que solo se solucionó con la intervención directa del Jefe de la Casa Real de Orleans, quien permitió a su excuñada seguir ostentando su título de princesa con tratamiento de Alteza Real. En cuanto al Conde de Évreux y su pareja, se casaron en abril de 2017 y desde entonces mantienen un perfil muy discreto. Quizás intentando evitar cometer los mismos errores del pasado...
Los miembros más desconocidos del clan
Pese a haber nacido perteneciendo a una de las familias más importantes de Francia y siendo conscientes del interés público que pueden tener sus vidas, hay dos de las hijas de los Condes de París que han preferido vivir totalmente al margen del foco mediático. Una de ellas es la Princesa Isabel de Orleans, que pese a ser la primogénita de los hermanos, es sin duda la más desconocida: pocas imágenes suyas hay desde finales del siglo pasado y de ella únicamente se sabe que nació el 8 de abril de 1932, que se casó en 1964 con el Conde Friedrich Karl de Schönborn-Buchheim, que tienen cinco hijos y que residen en Austria. Ni más ni menos.
Lo mismo ocurre con la tercera de los hermanos, la Princesa Elena de Orleans. Nacida el 17 de septiembre de 1934, en 1957 se casó con el Conde Evrard de Limburg Stirum y tuvieron cuatro hijos. Durante su juventud protagonizó numerosas portadas de revistas dedicadas a la realeza y si bien es cierto que se deja ver más que su hermana mayor, tampoco es que su presencia llame mucho la atención.
Por último habría que hablar de los dos hijos a los que los Condes de París tuvieron que ver morirse antes que ellos. El primero fue Francisco de Orleans, el único de los hermanos que se mantuvo en la carrera militar pero que falleció durante la Guerra de Argelia mientras intentaba ayudar a otro soldado. Ocurrió el 11 de octubre de 1960, cuando el príncipe tenía tan solo 25 años. El general Charles de Gaulle le otorgó la Legión de Honor a título póstumo por su acto heroico.
Teobaldo de Orleans fue el más pequeño de los hermanos y el único de todos ellos que se casó con una persona ajena a los círculos de la realeza o la aristocracia. Se trataba de una joven chileno-escocesa llamada Marion Gordon-Orr a la que su padre nunca aceptó y con la que contrajo matrimonio en 1972 aún a riesgo de perder sus derechos dinásticos. A pesar de su valentía en el amor, la vida no resultaría fácil para él: en cuestión de años perdió a un hijo con pocos meses de vida, fue acusado de participar en un robo y acabó encarcelado durante un año y dos meses. Murió el 23 de marzo de 1983 en República Centroafricana, al poco de salir de la cárcel y por causas a día de hoy todavía no esclarecidas: oficialmente sufrió un derrame, pero varios de sus familiares apuntan a un posible asesinato. Un final sin duda poco esperado para un descendiente del último Rey de Francia...