La Familia Real Noruega está muy comprometida con las causas sociales. Especialmente uno de sus miembros, la Princesa Mette-Marit, esposa del Príncipe Haakon de Noruega que siempre que tiene ocasión acude con una gran sonrisa y motivación a todos aquellos actos que tengan que ver con mejorar la vida de los demás.
La princesa, que tiene fama de no amoldarse bien a las rígidas normas de la Corona, acudió el pasado 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora, al municipio de Eidsvoll, en el condado de Kershus, para participar en una conferencia en la que se destacaba el importante papel de la mujer, tanto en la vida cotidiana como en la laboral.
A su llegada, Mette-Marit fue recibida por varios niños vestidos con el traje regional de la región que la querían agasajar con flores. Ella no tuvo ningún problema en acercarse y estar un rato conversando con los pequeños, mientras un buen número de curiosos se congregaba para ver su llegada. Por todos es sabido que la esposa de Haakon es una gran amante de los niños, siendo una madre estupenda del Príncipe Sverre Magnus y la Princesa Ingrid Alexandra, hijos del príncipe heredero, y Marius Borg Høiby, fruto de una relación anterior.
Las princesas y los retoques
Las mujeres miembros de las distintas casas reales también sufren en sus carnes el paso de la edad. Las arrugas comienzan a surgir en su rostro y dejan constancia del paso del tiempo, haciendo que ellas acudan raudas y veloces al cirujano para que intente mejorar su aspecto. Tras los retoques de la Princesa Letizia, Charlene de Mónaco o Rania de Jordania, la última en pasar por el quirófano ha sido Mette-Marit.
La princesa de los noruegos llevaba de baja varios meses tras ser operada el pasado noviembre de hernia discal, y en su reaparición en público el pasado 10 de febrero en una conferencia nacional sobre salud mental, sorprendió a los asistentes con una cara estirada y sin arrugas. Como suele pasar en estos casos, ni se confirma ni se desmiente por parte del gabinete de prensa de la realeza noruega.